ADN DE UNA AMIGA
Hace muchos años Vuka ingreso a nuestro hogar cuando apenas tenía unos meses, su tamaño de cachorra no fue muy grande, y desde pequeña,
tuvimos la oportunidad de educarla.
En algunas ocasiones era caprichosa con la comida, solía tener berrinches y no quería comer lo que le preparábamos, por cuanto en ciertas ocasiones la tentamos con carne cocida o un hueso fresco recién traído de una carnicería, su carácter por dichas circunstancias fue firme en sus exigencias, nos fue muy difícil hacerle comprender que la carne no debía ser su único alimento.
Desde pequeña solía llevarla a una caminata en la cual le enseñaba tener conducta y carácter ante situaciones del diario vivir. No era todo defender, cuidar, sentarse, echarse o dar la pata. Pasaron los años y Vuka me ha dejado huellas en mi memoria las cuales he tratado de borrarlas, pero una y otra vez vuelven porque en los momentos más difíciles de la vida ella reemplazó el vacío y la partida de un ser querido. Otras veces en momentos de stress me acompaño en las tantas caminatas matinales.
Hoy extraño su compañía, miro las huellas que ella dejó en mi hogar y me doy cuenta que el tiempo pasó y su partida me dejó una sello profundo, un vació que todos lo notamos. Mis hijos lloraron su partida, es que siempre estuvo junto a nosotros, no fue un animal más, fue alguien más de nuestro hogar, pertenecía a nuestro entorno íntimo. Su mirada nos dejó huellas, su respeto, compañía, comportamiento,… ha tenido actitudes como las de un ser humano. Recuerdo el día que tuvo sus únicas y primeras crías, me demostró que en su ADN había algo más que la conducta maternal, existía mensajes que en su momento no los comprendí hasta que descubrí lo que su gemir me indicaba, no me hablaba pero era como si lo hiciera.
Jamás traicionó, nunca fue egoísta, fue fiel hasta la muerte porque su comportamiento era parte de su esencia. Son estas historias que me hacen reflexionar frente a nuestro diario vivir y nuestros vínculos democráticos con los candidatos de la política y concluyo que la esencia del mejor amigo del hombre dista años luz en su evolución genética para con los candidatos. Lamentablemente la esencia de algunos políticos es la corrupción, se acostumbraron y nos prepararon para una pésima imagen con un discurso vacío de contenido con un conjunto de propuestas que ya no son superadoras, menos que se proyecten al bienestar general de una nación.
¿Existe alguna solución? Si seguramente, deberían convivir y ser reeducados por seres de una conducta noble, sin egoísmos, como la del mejor amigo del hombre, el perro.
Mustapic Federico Antonio