EMOCIONES QUE SE HICIERON REALIDAD
A menudo buscamos nuevas emociones, es parte de nuestra esencia.
Siendo niño jamás tuve una impresión tan fuerte, como aquella cuando tenía 9 años.
Hoy recuerdo un día radiante en la quinta de mis abuelos en el partido de Chacabuco a unos 210 Km aproximadamente de la C.A.B.A. sobre la ruta Nº 7, de la provincia de Buenos Aires en la República Argentina.
Deseo compartir esta experiencia porque a más de uno de nosotros nos ha pasado este deseo de sentirnos libres por un instante.
Miraba
el cielo y veía suspendidas en el aire a las aves y decía que lindo
sería ser como una de ellas, volar, mirar el mundo desde arriba, como
seguramente ellas lo hacen.
Me preguntaba: ¿Quién las sustentaba
así, de esa forma en el aire?, después de mirarlas una y otra vez, la
retina de mis ojos se llenó tanto de ese hecho mágico, e increíble
para mi pequeña razón.
Las consecuencias de tantas sensaciones
fue que varias veces volé en mis sueños, lloraba cuando me despertaba,
porque yo quería volar. Decía déjenme volar. Con mis pocos años, yo no sabía nada de aerodinámica y menos de las leyes de los fluidos como la ecuación de Bernoulli.
Pero
lo cierto es que las consecuencias de dichos sueños fueron terribles,
ya que los mismos me indicaban que yo era un cóndor, pero las
circunstancias querían doblegarme para que me comportara como un cerdo.
En definitiva llene tanto mi imaginación, mi cerebro, de las sensaciones, que la obsesión me condujo a querer volar.
Ahora relaciono lo anterior con aquel día radiante de los primeros párrafos de este otro nuevo y pequeño aporte para motivarnos.
Mi
idea parecía alocada, pero mi abuelo tenía un pequeño quincho que se
caracterizaba por tener un techo al cual accedía por medio de un horno
de ladrillos refractarios trepando por sus paredes hasta llegar al
nivel de mi portaviones, el techo del quincho.
Sí, es así, yo
quería volar a toda costa y mi primera experiencia después del
anteproyecto debería realizarla desde un lugar alto para experimentar
el poder sustentador del aire por efectos aerodinámicos.
Dicho
sea de paso mi primera incursión, con experiencias previas de
tablero, consistió utilizar gigantescas alas de cartón con un viento
monumental como “El Pampero”. Se imaginarán que no volé, pero si sentí
un sensación por un instante, la misma que en el sueño.
Pero yo
necesitaba urgente un día probar la teoría, en la practica.
Exactamente eso fue lo que hice. Por cuanto había observado en una
documental un prototipo de mis ideas al ver un paracaídas, hoy el
aladeltismo, parapentismo es un perfeccionamiento de las ideas de Da
Vinci, obviamente la mía también.
Llegó el gran día, ya tenía
toda la información solo me faltaba, el material para lograr la
experiencia IN SITU de mis ideas, repentinamente mi pequeño cerebro
recordó que mis abuelos guardaban un gigantesco paraguas, del cual me
apropie sigilosamente para mi gran experiencia de un protoaviador.
Tome
mi paracaídas, el paraguas de los abuelos, me dirigí al portaviones y
le dije a mi hermano que me esperara abajo para recibirme con vítores y
aplausos, le comenté que yo correría con los riesgos, carretee sobre el
techo del quincho-portaviones y me lance hacia las alturas para
descubrir por un instante el efecto de la aerodinámica en picada
superando la velocidad Mach 1 por causa de la aceleración de la gravedad
al caer en picada libre a la velocidad de un Mirage III.
Termino,
no me pasó nada, volé un instante destruí el paraguas, cobré una
paliza pero yo logré mi hazaña lo intente y volé sintiendo lo que en
mis sueños sentí, cosquilleos en el estómago.
Así es nuestra vida
conocemos y hablamos de la Fe hoy y todos los días. En lo personal
siempre quiero ser el primero en experimentar su poder, todos los días
siento los cosquilleos que me producen los milagros.
Se que voy a
volar por encima de mis dificultades, me sobrepondré y volare por
arriba de los nubarrones de la vida porque nací para volar como el
cóndor y no para revolcarme en el fango.
Querido vecino, busque ser un verdadero Hijo de Dios y encuentre su bendición.
Mustapic Federico Antonio.
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