CON UN PUNTO DE APOYO PODEMOS MOVER EL MUNDO
Hace poco estaba tratando solucionar un problema para plomeros. No siempre ciertas cuestiones de la vida se dan en un baño. En
otras épocas, para tapar una bañera hacía falta solo un tapón y asunto
concluido.
Pero en la actualidad, todo es más estético, se tiene en la bañera una
suerte de perilla, la cual al girarla, acciona un dispositivo, cuya
función es de subir o bajar un pistón que sostiene el tapón que tapa la
sopapa del receptáculo.
Estadísticamente ciertos hechos tienen una oportunidad de suceso muy
remota. Pero la pregunta que nos formulamos es: ¿Qué pasa si sucede algo
imposible?.
Generalmente decimos. ¿pero siempre me pasa a mí? O ¿Por qué no le
acontece a otro?
Es en tales circunstancias que debemos mantener la calma y dejar de lado
las quejas.
La historia es que el bendito pistón de 6cm de longitud se desenroscó de
un eje y fue a caer al lugar menos indicado, al fondo de un codo con
sifón de base ancha. El mismo se encontraba a más de 10 cm de
profundidad, en un receptáculo cuyo acceso era por medio de un caño cuyo
ancho no superaba los 5cm.
Imposible utilizar, pinza de punta, o cualquier herramienta, ¿la razón?,
un espacio muy reducido para trabajar. Ya conocemos lo que hacemos los
argentinos para solucionar algunas cosa que se rompen, lo atamos con
alambre y en esta circunstancia la solución no fue la excepción al
elemento para recuperarlo y ponerlo en la posición original.
¡Sí!, con el alambre confeccioné una suerte de gancho para enroscarlo
alrededor del eje de la pieza, como si se tratara de un tirabuzón, lo
rodeé de tal forma como para que no se desacople otra pieza del
conjunto.
¿Para donde los quiero conducir con esta historia de la vida?
Las cosas que nos suceden en líneas generales en más o en menos tiene un
cierto aire de semejanza en los problemas. Algunas veces no somos
nosotros quienes cometemos los errores, pero nos involucran o afectan.
Otras, no siempre tenemos las herramientas indicadas o necesarias para
solucionarlos. Generalmente acontecen en el momento menos oportuno y en
lugares de los más incómodos…
Pero el gran secreto es tener el gancho, que por cierto hay muchos, de
todos los tipos y colores, grandes chicos, largos o finitos.
Otras veces el gancho es una firma de un jefe o funcionario.
Puede ser una relación con algún conocido, el gancho para entrar en un
trabajo.
Como
algo anecdótico uno de los ganchos más conocidos también lo es el
anzuelo que solemos usar cuando vamos de pesca. También la percha para
colgar la ropa es una forma de gancho un poco más acomodado o deformado
para cumplir su función.
Pero como un pensamiento optimista quisiera compartir otro gancho para
momentos de crisis y es aquel el cual suelen utilizar los alpinistas en
el deporte de escalar y alcanzar la cima de una montaña.
Nos ponemos una meta, pero para lograrla existen una innumerable
cantidad de obstáculos, como si fuera poco se suman los temores, sobre
los cuales podríamos hablar horas, días, que generalmente nunca ocurren,
pero están.
Al momento de empezar nuestra caminata hacia el objetivo, se presenta un
cambio climático con vientos, estamos escalando una pared de hielo y
nieva, el compañero que está por encima de nosotros, lanzó una piedra
que no vimos y nos lastimó…
Todo en más o en menos está relacionado con nuestra tolerancia,
preparación psicológica, autoestima, motivación, compañía, oportunidad,
formación… Nada sucede por azar, somos nosotros quienes elegimos las
metas y en la busqueda del éxito personal o colectivo nos olvidamos que
para lograrlo necesitamos un gancho. Quisiera
hablarles de decenas de ganchos, pero hoy decidí compartir el gancho
más importante, el de la Fé, aquella que te sustenta y vincula con AQUEL
que mueve los hilos y ondas del universo. Es el gancho más importante y
que puede ser usado como soporte para accionar otra herramienta, la
palanca, con la misma podemos mover el mundo pero existe una condición,
nuestro gancho debe estar tan cerca del infinito como para poder mover
nuestro imposible.
Y la forma de hacerlo es muy simple, tan simple que nos cuesta creerlo.
Lo tenemos que decir, contar, al que sustenta y nos dió una oportunidad
de vivir una vida plena.
Ya lo dijo un sabio: "Dame un punto de apoyo y moveré el mundo".
Mustapic Federico Antonio
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