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lunes, 2 de junio de 2008

EN EL DÍA DEL ANIMAL. CUIDEN AL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE.


Cuando uno ve en el Barrio Cañadon del Parque en la calle : Facundo Quiroga y casi America del Sur, como una pareja de Dogos en un predio mal cercado, despedaza a un perro de pequeño porte como si fuera un pedazo de carne, vuelve la polémica de quien se hace cargo de lo que más abajo comentamos, como para tener en cuenta.

Cuando un niño es atacado por un animal de semejantes características que posibilidades tiene de relajarse o mantener la calma cuando lo están despedazando y todo le duele.

Recomendaciones experiencias e historias dolorosas:

Lo primero es tratar de proteger tu rostro, el cuello y las zonas vitales del cuerpo. Ten en cuenta que la parte más vulnerable del cuerpo de un perro es su hocico; un golpe directo allí incluso le puede matar.

Hay perros que son más agresivos y están más cebados que otros: en algunos casos, con arrojarles piedras cuando se acercan para molestar o atacar, o mostrarles que uno puede ser más malo, será suficiente. En otros no, pero no hay que entrar en pánico, pues puede ser peor.

Algunos perros son excesivamente agresivos, como en el caso de los dóberman, los dogos y los mastines; es cierto que la fama se exagera pero te puedo comentar por experiencia propia - pues teníamos en casa a un perro de guerra, un ovejero alemán con cruza de lobo - que el ataque de esos animales puede ser tan peligroso como el de un puma: cirugías con ochenta puntos de sutura, charcos de sangre y salpicaduras por las paredes y pedazos de piel o grasa por el suelo han sido el resultado de dos ocasiones en las que entraron sin permiso unas personas al jardín. No estoy exagerando: yo he juntado pequeños pedazos con mis propias manos; la cosa se parecía a la carne con la que se hacen las hamburguesas.

Ese perro había sido entrenado así por un amigo de mi padre que durante la segunda guerra mundial entrenaba animales en el ejército soviético; mis padres le habían pedido un perro porque en aquella época - el año 1975 - en la Argentina había terrorismo (lo que después provocó la represión gubernamental que todos conocemos) y tanto mis padres como mis hermanos y yo habíamos sido amenazados de muerte; había muchos secuestros, asaltos y violencia en general y mi familia era vista como parte de la oligarquía por esos grupos terroristas. Es decir, nos habían marcado como "enemigos del pueblo".

En casa no había armas de fuego ni alarmas contra robo, pues no hacía falta porque estaba Dogo, que era capaz de comerse - literalmente - un alambrado olímpico, cortar cadenas de hierro o tirar abajo una puerta. Al perro aquel le podías golpear con un tubo de hierro y sin embargo no cambiaría de opinión. Estaba entrenado para atacar si veía algo que se pareciera a un arma, o si algún desconocido le intentaba dar comida. Con nosotros y las demás mascotas que había era un santo, pero si le caías mal eso bien podía significar tu sentencia de muerte.

Reitero que no se trata de una exageración: todavía recuerdo cómo tenía el hocico y las patas llenas de sangre y se las relamía después de uno de esos entredichos. Como podrás imaginar, nadie más vino a robar, ni tampoco nos vinieron a visitar revolucionarios entusiastas.

Y volviendo a los casos más habituales, es importante que después de un ataque canino se visite a un médico o a un veterinario; es importante identificar al animal y tomar las medidas profilácticas necesarias. Es importante considerar el tema de las vacunas contra la rabia; al Dogo lo vacunaban a través de una puerta con rejas.

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