EN MEDIO DE LA CRISIS, UNA SOLA PALABRA TE LEVANTARÁ DE LA DESESPERACIÓN
Hace unos días llegó a mis manos, de una vecina, un muerto de la última guerra balcánica del Hard y Software de la computación.
No
había esperanza, los signos vitales de este sujeto llamado PenDrive
eran nulos por causa de un error de manipulación o el efecto de un
virus. Las pupilas del occiso no se podían ver, el pulso no existía,
¿presión arterial? menos, el electroencefalograma indicaba muerte
encefálica. Lo que implicaba el cese total e irreversible de la
actividad vital de todo el cerebro del componente conectado al puerto
USB, comprobado mediante protocolos electronicos bien definidos y
apoyados estos, por pruebas específicas.
Lo
interesante es que físicamente mis ojos lo veían, la PC lo detectaba
con el sistema operativo, figuraba dentro de las unidades detectadas por
Mi Pc, pero no había signos vitales.
Esto es lo que muchas veces
en más o en menos nos sucede a todos nosotros en nuestro diario vivir,
es la cruda realidad que nos toca como consecuencia de un sistema
burocrático que solo funciona, actúa, cuando todo responde al código
civil, penal, comercial y vaya uno a saber que otra compilación de leyes
para obedecer. Leyes que fueron creadas para mantener una convivencia
que muy a menudo se hace casi imposible por las realidades, las cuales
sufre directa o indirectamente toda la sociedad.
Si
la solución fuese crear leyes, o interpretar la conducta humana para
crear condiciones de hábitat óptimas todo sería muy simple.
Pero
los psicólogos, maestros, jueces, militares, políticos, sacerdotes,
pastores, …, se dan cuenta que hay algo que es incontrolable y es el
factor humano. Es este elemento que devasta toda posibilidad de
recuperar la vida normal de nuestra coexistencia ciudadana. Pocos
respetan las normas y aquellos que deberían ser el ejemplo del respeto a
las mismas son los primeros que las rompen por sus intereses egoístas.
Pero
surgió una solución a la historia del Pen-Drive del principio. Se me
ocurrió aportar un recurso solucionador, el cual estaba íntimamente
relacionado con el elemento que técnicamente estaba muerto.
Recordemos que no tenía ningún tipo de signo vital.
Pero
investigando en todas las reparaciones que hice en mi pasado, o creado
componentes electrónicos para solucionar un elemento faltante en la
funcionalidad de un aparato eléctrico, me dí cuenta que el muerto que se
encontraba en la mesa del médico forense electrónico, todavía podría
recuperar la vida.
La
cuestión era conocer lo necesario. Me dí cuenta de la importancia en
lo referente a recuperar el camino para que la fuente de poder llegara
con su energía a todas sus partes constitutivas, activando así sus
signos vitales.
Comprendí, la importancia del tiempo invertido en revertir lo irreversible, la muerte clínica del componente en cuestión.
Todo
fue cuestión de insertar un código fuente único exclusivo, propio del
dispositivo. Fue tan hermoso ver como luego de la manipulación de RCP
(Resucitación Cardio Pulmonar), el led me dijo: “ESTOY VIVO” con una
señal de un pequeña luz de color verde la cual iluminó el entorno
sombrío. Este código para el ser humano es la chispa de la vida, la
palabra justa, en el momento indicado. Es ese milagro que debe suceder
cuando el médico da su veredicto al decir: Si tienen Fe oren y pidan un
portento.
Está
escrito en miles de años en la historia de la humanidad que todo aquel
necesitado de su recuperación, encontró en “DIOS” su solución. Nadie
volvió de ese momento de contacto con su creador, desahuciado,
desesperanzado o quedó sin cura, ayuda, protección o sin la solución
buscada a los pies de su hacedor.
El secreto es un solo:
“NECESITAMOS RECUPERAR NUESTRO CÓDIGO FUENTE ORIGINAL”, debemos volver a
la razón de nuestra existencia sobre esta tierra.
Mustapic Federico Antonio
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