TODOS DECÍAN QUE ERA IMPOSIBLE. PERO EL NO LO SABÍA. POR ESO LO LOGRÓ
En incontable número de oportunidades decimos: no lo puedo hacer, mi físico no me favorece, no tengo la capacidad, las condiciones imperantes no son las más óptimas, no es el momento, mi pasado me condena, etc. Podríamos llenar el blog con todo tipo de excusas para explicar del porque no somos las personas indicadas para alcanzar nuestro objetivo.
Hace varios años que se conocen las leyes de la aerodinámica. Y estas fueron las que de alguna forma impulsaron la creación de diversas máquinas voladoras. Son ellas las que dan una base científica para analizar el prototipo de un avión y obtener los fundamentos del porque el aeroplano puede elevarse o despegar con el impulso que le brinda algún tipo de motor o corriente de aire.
Pero hace mucho tiempo atrás, cuando el uso de las mismas salía del papel y se hacían públicas, fueron ellas mismas las que no podía explicar el porque del vuelo de un insecto en particular. En primer lugar una de las características del insecto en observación era su cuerpo corpulento, la segunda razón: poseía alas muy pequeñas, la tercera tenía una especie de vello sobre su superficie el cual impedía una mejor performance para su estructura aerodinámica
De acuerdo a ciertos comentaristas y científicos de varias décadas pasadas, las leyes de la aerodinámica probaban que el insecto en cuestión: “el abejorro era incapaz para volar”, ya que no poseía la capacidad para alcanzar el vuelo en función del tamaño de sus alas o los movimientos del aleteo por segundo no eran suficientes.
El origen de la historia del abejorro y su incapacidad para volar según los estudiosos sobre la mesa de los diseñadores de aeroplanos, ha sido difícil de hallar con certeza, se cree que esta anécdota nació en Europa.
Según algunos comentaristas esta antigua conclusión la sitúan en una reunión en la cual un conocedor de los temas de la aerodinámica realizó algunos cálculos preliminares y concluyó en un tono risueño, que de acuerdo con sus ecuaciones, los abejorros no puedían volar.
Sin percibir que los científicos habían demostrado su incapacidad para el vuelo, el abejorro lo hacía satisfactoriamente, por cuanto el no conocía de teorías científicas, y menos de desarrollos de aeroplanos, él solo sabía que tenía trabajo para sustentar su prole y se dedicaba a volar a pesar del veredicto científico.
Seguramente llegará un momento en el cual desearemos emprender un negocio, desarrollar una idea, abrir una empresa y puede que según los analistas no seamos los indicados y nos rendiremos creyendo en sus conocimientos. Pero más tarde vendrá un tercero que lo hará y nos preguntaremos: ¿Por que no lo hicimos nosotros antes, si teníamos mejores cualidades que el otro para hacerlo? Y la respuesta será: porque aquel no conocía lo que te dijeron a vos, por tal motivo no se rindió ante las dificultades y peleó aunque todo estaba en su contra, aunque no era el más indicado para volar, triunfar, …pero él no lo sabía
Mustapic Federico Antonio
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