Hace muchos años acompañe a mi madre a los pagos de mis ancestros, CROACIA. Y entre los tantos lugares visitados, tuve la dicha de conocer una ciudad milenaria llamada Dubrovnik. No es una ciudad más, ha sido el bastión más codiciado del mar Adriático.
En la guerra balcánica las facciones corruptas de una política nefasta del gobierno Serbio, quisieron destruirla, pero fue resguardada por un pueblo que peleo por el DERECHO A LA VIDA Y LA DIGNIDAD. Esta ciudad ha sido declarada patrimonio histórico de toda la humanidad. La historia, su gente, su entorno, las costumbres de esta urbe han sido mi escuela, para prepararme y así transformar a la ciudad de USHUAIA en una ciudad digna de vivirla, sin contaminación y sin corrupción.
Hoy día Ushuaia padece los índices más altos en todo tipo de contaminación ambiental, perjudicando la vida de sus pobladores con aguas altamente contaminadas por la decidía de las políticas heredadas y las actuales por copiar, dilatar las obras de infraestructura necesarias para soportar el embate de una explosión demográfica sin precedentes en la República Argentina.
Seguramente nadie deseará hacerse cargo del abandono en el cual se encuentra inmersa la capital de la provincia más rica de la Argentina.
Unos a otros se arrojan la culpa de políticas estáticas.
En lo personal me quiero centrar o concentrar en modelos superadores que sobrevivieron cientos de años.
Hoy declaramos: “Nosotros los vecinos unidos tenemos el derecho a cambiar el curso de nuestra historia”.
Permítanme darles un ejemplo, hace decenas de años una epidemia de cólera diezmaba a miles de ingleses por desconocimiento del porque y como se propagaba esta enfermedad, fue así que una sola persona descubrió que el problema estaba en la “toma del agua” para toda la comarca, la misma captaba todos los desechos humanos provenientes de los asentamientos aguas arriba. Bastó corregir este inconveniente, limpiar la ciudad, ordenarla, organizarla y cambiar ciertas costumbres. En pocas palabras aplicar ciertas medidas higiénicas que debían cumplirse inflexiblemente para que todo volviera a su normal cauce.
Creemos que con nuestra inteligencia colectiva, en la cual todos contribuiremos, hará posible que Ushuaia tenga un destino más digno, justo, equitativo y no miserable como en la actualidad. Serán las observaciones de decenas, cientos de vecinos que se expresarán, aportarán ideas en mi gestión como servidor público, lo que hará una ciudad bien pensada, modelo de una nueva nación que se alzará sobre el concierto de las naciones para el bien y disfrute de toda la humanidad.
Mustapic Federico Antonio
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