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lunes, 9 de febrero de 2015

CON UN PUNTO DE APOYO PODEMOS MOVER EL MUNDO

Hace poco estaba tratando solucionar un problema para plomeros. No siempre ciertas cuestiones de la vida se dan en un baño. En otras épocas, para tapar una bañera hacía falta solo un tapón y asunto concluido. Pero en la actualidad, todo es más estético, se tiene en la bañera una suerte de perilla, la cual al girarla, acciona un dispositivo, cuya función es de subir o bajar un pistón que sostiene el tapón que tapa la sopapa del receptáculo. Estadísticamente ciertos hechos tienen una oportunidad de suceso muy remota. Pero la pregunta que nos formulamos es: ¿Qué pasa si sucede algo imposible?. Generalmente decimos. ¿pero siempre me pasa a mí? O ¿Por qué no le acontece a otro? Es en tales circunstancias que debemos mantener la calma y dejar de lado las quejas. La historia es que el bendito pistón de 6cm de longitud se desenroscó de un eje y fue a caer al lugar menos indicado, al fondo de un codo con  sifón de base ancha. El mismo se encontraba a más de 10 cm de profundidad, en un receptáculo cuyo acceso era por medio de un caño cuyo ancho no superaba los 5cm. Imposible utilizar, pinza de punta, o cualquier herramienta, ¿la razón?, un espacio muy reducido para trabajar. Ya conocemos lo que hacemos los argentinos para solucionar algunas cosa que se rompen, lo atamos con alambre y en esta circunstancia la solución no fue la excepción al elemento para recuperarlo y ponerlo en la posición original. ¡Sí!, con el alambre confeccioné una suerte de gancho para enroscarlo alrededor del eje de la pieza, como si se tratara de un tirabuzón, lo rodeé de tal forma como para que no se desacople otra pieza del conjunto. ¿Para donde los quiero conducir con esta historia de la vida? Las cosas que nos suceden en líneas generales en más o en menos tiene un cierto aire de semejanza en los problemas. Algunas veces no somos nosotros quienes cometemos los errores, pero nos involucran o afectan. Otras, no siempre tenemos las herramientas indicadas o necesarias para solucionarlos. Generalmente acontecen en el momento menos oportuno y en lugares de los más incómodos… Pero el gran secreto es tener el gancho, que por cierto hay muchos, de todos los tipos y colores, grandes chicos, largos o finitos. Otras veces el gancho es una firma de un jefe o funcionario. Puede ser una relación con algún conocido, el gancho para entrar en un trabajo. Como algo anecdótico uno de los ganchos más conocidos también lo es el anzuelo que solemos usar cuando vamos de pesca. También la percha para colgar la ropa es una forma de gancho un poco más acomodado o deformado para cumplir su función. Pero como un pensamiento optimista quisiera compartir otro gancho para momentos de crisis y es aquel el cual suelen utilizar los alpinistas en el deporte de escalar y alcanzar la cima de una montaña. Nos ponemos una meta, pero para lograrla existen una innumerable cantidad de obstáculos, como si fuera poco se suman los temores, sobre los cuales podríamos hablar horas, días, que generalmente nunca ocurren, pero están. Al momento de empezar nuestra caminata hacia el objetivo, se presenta un cambio climático con vientos, estamos escalando una pared de hielo y nieva, el compañero que está por encima de nosotros, lanzó una piedra que no vimos y nos lastimó… Todo en más o en menos está relacionado con nuestra tolerancia, preparación psicológica, autoestima, motivación, compañía, oportunidad, formación… Nada sucede por azar, somos nosotros quienes elegimos las metas y en la busqueda del éxito personal o colectivo nos olvidamos que para lograrlo necesitamos un gancho. Quisiera hablarles de decenas de ganchos, pero hoy decidí compartir el gancho más importante, el de la Fé, aquella que te sustenta y vincula con AQUEL que mueve los hilos y ondas del universo. Es el gancho más importante y que puede ser usado como soporte para accionar otra herramienta, la palanca, con la misma podemos mover el mundo pero existe una condición, nuestro gancho debe estar tan cerca del infinito como para poder mover nuestro imposible. Y la forma de hacerlo es muy simple, tan simple que nos cuesta creerlo. Lo tenemos que decir, contar, al que sustenta y nos dió una oportunidad de vivir una vida plena.
Ya lo dijo un sabio: "Dame un punto de apoyo y moveré el mundo".
Mustapic Federico Antonio

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