HOY RECUERDO A MI VECINO ONODA
Onoda era teniente segundo y entrenado como oficial de inteligencia para el ejèrcito japonès en la Segunda Guerra Mundial, y se rindió recièn en 1974 (luego de casi 30 años del tèrmino de la guerra) debido a que no había recibido la orden de hacerlo por estar todo ese tiempo en la jungla. Onoda no quiso rendirse hasta que el mismo oficial que le diò la orden de quedarse en el campamento de la jungla filipina, le revocara la orden.
En 1949, Akatsu, uno de los pocos hombres sobrevivientes de la II Guerra Mundial que estaban luchando en las junglas de las islas del Océano Pacífico, y no informados de la terminación de la Guerra, salió de la jungla de la isla de Lubang, las Filipinas y se rindió a las tropas filipinas. El informó de otros 3 soldados más en la jungla que estaban continuando la guerra, sin ser informados de la terminación de la Segunda Guerra Mundial.
Varios intentos de persuadirles a salir de la jungla fracasaron. En 1952, el reportero famoso Asahi Shinbun, gritó en la jungla durante muchos días " La guerra ya está terminada. Salgan de la jungla por favor. "
Otro de los soldados del cuerpo, el cabo Shimada murió el 7 de mayo de 1954, abatido en una escaramuza con una tropa filipina. El 19 de octubre de 1972, el militar llamado Kozuka fué alcanzado en el pecho por una bala y murió.
Después de que murieron 2 soldados más en la jungla, el teniente segundo, Hiro Onoda, era el único sobreviviente militar japonés en la isla. Entre 1972-73, el gobierno japonés envió delegaciones compuestas por el padre y el hermano del militar. En la jungla, distribuyeron muchos folletos, libros, periódicos y cartas escritas por su padre de su puño y letra dirigidas a su hijo en la jungla.
El padre de Onoda viajò a Lubang con una delegaciòn japonesa para intentar convencer a Onoda que la guerra habìa acabado y que regrese a casa.
El pensó que todo era complot de los enemigos, porque los miembros de las delegaciones estaban acompañados siempre de los soldados filipinos.
En 1973, un joven japonés llamado Norio Suzuki vino a la isla a buscar al soldado japonés. El encontró finalmente al militar. El muchacho dijo "Soy japonés. ¿Ud. es Sr. Onoda?" El militar japonés contesta "Sí, soy Onoda".
El militar preguntó : "¿Es Ud. de parte del gobierno japonés?, "No, soy solo un turista". El joven le dice "La guerra ha terminado. ¿No quiere volver a Japón conmigo? ¿No quiere ver los cerezos lindos de la patria?"
"!No ! no puedo volver a Japón!. Ud. no lo comprende. No he recibido ordenes en tal sentido. La guerra no ha concluido para mí. Si Ud. quiere que yo vuelva a Japón, tráigame la orden ! Pero, tiene que ser una orden formal de parte de las autoridades encargadas."
Como un buen oficial de inteligencia, el militar estaba al corriente de lo que había ocurrido durante 30 años en Japón. El joven Suzuki, estupefacto, le pregunta: ¿Cómo se ha enterado de todo eso?
Onoda contesta: “Tengo una radio de transistores”.
Cuando el militar japonés estaba en Japón, no se fabricaban radios portátiles a transistores en Japón ni en ningún país. En diciembre de 1954, the Regency Division of Industrial Developement Engineering associates de Estados Unidos, lanzó las primeras radios a transistores al mercado norteamericano.
Compraban para sus radios los transistores fabricados por Texas Instruments. Sony quería ser el primer fabricante de radios a transistores pero en aquel entonces, era un fabricante pequeño que carecía de fondos.
Sony era un fabricante desconocido y se llamaba Tokyo Telecomunication Industry. La Western Electric tenía la patente del transistor. La Tokyo Telecomunication Industry compró la patente de la producción del transistor, pero no pudo comprar el know-how de la producción de los transistores. Hizo varias pruebas fracasadas en fabricar los transistores y en agosto de 1955, lanzó al mercado las primeras radios a transistores en Japón. Era el único fabricante del mundo de ambas cosas, las radios a transistores y sus componentes eléctricos, los transistores.
Muchos fabricantes japoneses comenzaron a fabricar radios portátiles a transistores, que llegaron a conquistar los mercados del mundo. Durante unas décadas, las radios a transistores eran unos de los artículos más importantes de la exportación de Japón. Dicen que un presidente de un país europeo insultó a los japoneses, diciendo; "Los Japoneses son los vendedores de las radios a transistores, y un poco más".
El militar Onoda estudiò en la Escuela de Nakano para actividades de inteligencia la telecomunicación y la electricidad que eran los currículos que se enseñaban en la Escuela, pero no le enseñaron nada de la radio a transistores ya que no existían.
Un día, el entró en una casa de los isleños, y robó una radio de transistores. Tenía un buen stock de las pilas secas.
Cuando ya estando de vuelta en Japón, un periodista de la televisión le preguntó: ¿Ud. podría creerlo, cuando escuchó la noticia de los trenes bala del ferrocarril introducidos en 1965?
El contestó : "Yo no lo dudaba. La tecnología avanza. El Japón ya tenía los trenes "Asia-go" en Manchuria antes de la Segunda Guerra Mundial".
Onoda, también contestó al periodista sobre otra pregunta: "¿Comprendía Ud. Como era un televisor?
"Yo lo comprendía perfectamente. En el año 3 de la Era de Showa, el profesor Takayanagi Kenjiroo tuvo éxito en un experimento de televisión en Tokio."
Las imágenes del televisor del profesor Takayanagi no se movían. Pero, el militar creía que la tecnología avanzaría. También, en 1930, la NHK (Japan Broadcasting Society) hizo un experimento exitoso de la televisión en colaboración con la Universidad de Waseda.
El oficial de Inteligencia Onada era un ninja moderno del siglo 20. Estando en la jungla de la isla de Lupang, él estaba al corriente de todo lo que ocurría en Japón. Creía firmemente que el soldado debe ser fiel a la orden. A él, se habían dado 2 ordenes.
Permanecer en la isla para obtener la información de los enemigos.
Permanecer en la isla y continuar guerrillas dirigiendo una banda, hasta que vinieran las tropas japonesas de socorro. El sub-teniente Onoda fue fiel a las ordenes en la jungla de Lubang durante 30 años.
El gobierno de Japón mandó una vez más la delegación con el señor Taniguchi que había sido su comandante en las Islas Filipinas. En el medio de la jungla, el señor Taniguchi le dió la orden oficial al sub-teniente Onada de finalizar las operaciones y le notificó la anulación de la orden que le habían dado durante la guerra. Así, terminó 30 años de su guerra en la jungla.
El tuvo que ver al presidente de la República Filipina Fernando E. Marcos en el Palacio Presidencial. El presidente quería ver al militar japonés tal como había sido encontrado en la jungla, sin estar afeitado y en sus ropas actuales.
El sub teniente pidió al presidente disculpas por todo lo que él había causado a los filipinos. Ademàs entregó al presidente, con un saludo militar, su espada como una señal de su rendición. El presidente la recibió pero se la devolvió al militar japonés.
Entregando su espada al presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos el 10 de Marzo de 1975. Marcos le retornò su espada.
El 12 de marzo de 1974, Onoda llegó al aeropuerto de Narita, Japón. En abril del mismo año, él pudo ver los cerezos bonitos en Kainan, de su tierra natal, en Wakayama.
A la edad de 54 años, él se casó con Machie, una mujer de 38 años culta y educada. Onoda tenìa 24 años cuando le dieron la orden de permanecer en la jungla. Habìa pasado cerca de 30 años allì. Casi 30 años perdidos de su vida en una guerra ya ficticia, hace mucho acabada.
El emperador y el primer ministro querían verle pronto, pero él visitó antes de todo a las tumbas de sus compañeros muertos. El gobierno de Japón le pagó 1,000,000 de Yen para compensar 30 años de sus servicios para la patria en la jungla.
El donó toda la cantidad recibida al Templo de Yasukuni para la paz de los caídos en las guerras. Tambien lanzò su autobiografìa: "No Surrender: My Thirty-Year War", en el cual detalla su vida como guerrillero en una guerra ya hace mucho tiempo acabada. Despues de su rendiciòn, Onoda reportò muchas veces ser infeliz con toda la atenciòn prestada hacia èl, tambien le desanimò como habìan cambiado las virtudes japonesas de patriotismo. Fue entonces que en Abril de 1975, siguiò los pasos de su hermano y fue a radicarse a Brasil, asumiendo un rol en la comunidad local japonesa.
En 1980, despues de leer que un adolescente japonès habìa asesinado a sus padres, Onoda retornò al Japòn, ya en 1984 y estableciò el Onoda Shizen Juku ("Onoda Escuela Natural") campamento educacional para la gente joven, la cual, tiene diferentes locaciones en Japòn.
Onoda volviò a visitar la isla de Lubang en 1996, donando $10,000 para la escuela local de Lubang. Su esposa, Machie Onoda, se convirtiò en la lìder de la conservadora Asociaciòn de Mujeres Japonesas en el 2006. Onoda pasa 3 meses al año en Brasil.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario