YO QUIERO ENFRENTARLO
Una de las dificultades con las cuales se encuentra el atleta amateur es que no siempre el tiempo de su nacimiento, le favorece para mejorar su performance.
Otras es el clima para practicar su deporte.
Las condiciones del entorno donde tiene que realizarlo no son del todo óptimas. La pista de atletismo esta hecha de una carbonilla llena de pozos que pueden lisiarlo, lastimarlo. Otras, es el entrenador improvisado, que no toma el tiempo necesario para mejorar, tonificar, elongar el músculo del atleta.
En los últimos años nos hemos visto con una invasión de entrenadores elitistas que solo se preocupan por el atleta, que cualquier tuerto reconoce como dotado naturalmente, para llevar adelante proezas sorprendentes en la disciplina deportiva elegida por condiciones o dotes naturales.
Yo en lo personal, selecciono al que no tiene ninguna chance, lo transformo en exitoso, en parte de un grupo de elit, que tiene la capacidad de transformar a los mediocres o despreciables en los mejores líderes para llevar a cabo la misión de recuperar una nación.
¿Pero no existe nadie que se fije en mí?, es la pregunta que muchos se formulan o me preguntan.
Algunos de ellos nunca jamás se darán a conocer, no los descubrirán.
A otros los humillarán para que no lo conozcan, estarán los hermanos que se burlarán del candidato o lo ningunearán.
Hoy vecino no voy a inventar otra historia, esta es la vida de un jovencito campesino, un poco bohemio, el cual en una oportunidad fue elegido por un mentor como el último orejón del tarro, fue elegido uno que de acuerdo al ojo clínico, de los busca talentos, no reunía las condiciones optimas, no tenía el físico y hablando prácticamente, ni las condiciones básicas, para las cuales se lo seleccionaba en ese entonces.
Lo interesante fue que dicho hecho, el ser preferido entre varios candidatos, disparó un ingrediente motivacional, una dinamita que rompió la roca que impedía el fluir de un río caudaloso, espiritual, cuya energía, se transformaría en una potencia tal, que iluminaría en un tiempo no tan lejano a toda una nación.
No te estoy hablando de algún alumno de la Universidad de Cambridge, Oxford, Harvard, estoy hablando seguramente de tu persona, vecino, de alguien común, que quería ser uno, reconocido, aceptado. Te estoy hablando que eligieron al menos apto para ocupar un cargo estratégico.
Su Universidad era la UCCM, era la Universidad del Campo Común y Mundial, él como persona, solo sabía de cuidar, ganado, no sabía de economía. De ciencia, solo conocía el tiro parabólico de una onda, y su efecto destructivo sobre el enemigo natural de sus rebaños o familia. Tampoco conocía de instrucción militar, menos de comportamientos refinados. El solo sabía al dedillo como defenderse de sus enemigos con algunas piedras que guardaba en su alforja.
En una circunstancia su país entro en una guerra sin cuartel y el solo iba para llevar provisiones para sus parientes en el campo de batalla. En tal situación desesperante, el escuchaba de la historia de un comando, tipo Rambo, Terminator, al cual nadie de su pueblo se animaba hacerle frente, pero además debido a que dicha batalla decidía la suerte de su vida, nación, era crucial matar al cabecilla para poder recuperar el control de las cosas.
También en su incursión por dicha batalla, escucho del premio al cual accedía el vencedor en el campo de batalla, por enfrentarse con aquel imponente adversario militarmente aguerrido.
Por de pronto nadie le quería hacer frente, porque lo consideraban literalmente, un suicidio, y en medio de las discusiones el preguntaba cual era el premio.
Luego de inquirir mucho se lo contaron: “sería, premiado con fama, fortuna y como broche de oro se transformaría en el yerno de su presidente”.
El no sabía ni de guerras, ni estrategias de las mismas, de vestir un equipamiento militar menos, hablar del casco, por el pequeño tamaño de su cabeza, era un caso imposible. Todo le iba holgado, nada le sentaba bien, era un joven adolescente de unos 15 años, pero él dijo: “yo quiero enfrentarlo”, todos le dijeron que era un loco, la parentela se burlo de su persona, encima le decían que era un fanfarrón.
Pero él, ésta se la jugaba, fue al campo de batalla con algunos recuerdo suyos como en situaciones desventajosas se enfrentó a varios enemigos de los negocios familiares, inflación, injusticias, mafias,…y de todas esas circunstancias salió airoso porque su mirada estaba puesta en un poder tal que, en donde el plantaba bandera, en una forma cataclísmica se hacía presente su energía, seguridad, nada se le interponía, todo el poder del Universo, en una fracción infinitesimal descendía dicha garantía, para darle la victoria.
Cuando llega al campo de batalla y enfrenta al ofensor soportando sus insultos, burlas, e improperios, a los valor más sagrados de su persona, que era la nación que el representaba y su fe en un Dios Todopoderoso, el agravio recibido disparó el catalizador para liberar ese recurrente poder.
Está escrito, dicho joven sobrevivió, venció y llegó a ser el presidente de su nación.
Nada le fue fácil, su vida estuvo cargada de persecuciones, luchas, ninguneos de líderes políticos y religiosos pero el venció, porque descubrió su fuente de poder en medio de las dificultades del diario vivir. Si jamás hubiese pasado por las mismas, nunca hubiese descubierto su gran secreto.
Jamás renuncies a tu prueba, nosotros, los ninguneados, transformamos las dificultades, en soluciones para toda la humanidad.
Mustapic Federico Antonio .
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