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martes, 10 de septiembre de 2013

EL INCENDIO EN LAS SERRANÍAS DE CÓRDABA NOS HACE REFLEXIONAR COMO UNA GRAN FAMILIA

El voraz incendio de Córdoba seguramente nos hizo reflexionar, sobre los sufrimientos y el despojo perpetrado por uno de los elementos de la naturaleza. No nos resulta fácil o liviano decir: ¡bueno!, ¡lo importante es que estamos vivos!, creemos que es una reflexión muy liviana, sobre lo que un desastre de tamaña proporción nos deja grabado en forma indeleble en nuestras conciencias por años. Para determinados vecinos, serán las marcas del fuego sobre el cuerpo, otros tendrán cicatrices en el alma, pero lo más impactante es: ¿Cómo ha quedado nuestro espíritu? El cual nos da la fuerza para levantarnos, como el ave Fénix, de en medio de las cenizas. Para otros que no conocen la historia de esta ave sagrada, se las compartímos en forma muy escueta. La misma cuando era alcanzada por la hora de su muerte, construía un nido en derredor suyo con hierbas aromáticas. Al finalizar el mismo, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día se inflamaba en una suerte de autocombustión espontánea.

El Fénix se calcinaba, hasta reducirse a cenizas por completo, más tarde resurgía del óvulo la misma ave, con un nuevo espíritu para repetir el ciclo una y otra vez hasta la eternidad. El ciclo se repetía cada quinientos años.
De esta pequeña introducción quisimos compartir otro hecho: 
Existen plantas, como ciertos pinos o plantas, que protegen sus semillas con cubiertas duras las cuales solo se abren cuando el fuego paso por; encima de ellas en un incendio forestal, de tal manera que aunque la planta muera, su descendencia tiene posibilidades de garantizar la continuidad de la especie.
En mi adolescencia viví momentos de muchas emociones.
Jamás olvidaré el día donde estaba experimentando el desarrollo de un motor cohete para un proyecto que teníamos ideado en la escuela a la cual concurría.
Hice varios experimentos y de todo tipo. Pero como Werner Von Braun me apasionaba poner un hombre en la luna, obviamente no lo hice, pero ese día había empezado.
En realidad nada es fácil en la vida, máxime cuando uno tiene esos sueños difíciles de concretar por causa de su economía o el país donde reside.
Todas estas imágenes, no obstante me animaron. En concreto un día trabajando con el proyecto en el laboratorio, parecía que todo saldría bien, tome los componentes comencé a mezclarlos y en uno de los procesos apareció un grumo el cual por nada del mundo quería deshacerse, entonces ¿que hice?, tomé el pilón y trate de desmenuzarlo en el mortero para lograr un compuesto homogéneo y que al introducirlo en el cuerpo del motor cohete, no fuese la razón de una detonación o de una mala combustión.
¡Cual sería mi sorpresa!, la compresión de dicho grumo seguido de una fricción provoco un incendio que afectó a toda la mesa donde estaban las diversas fórmulas o componentes. Sucedió una reacción en cadena donde balanzas analíticas, estaban en peligro de prenderse fuego. Por lo tanto no se me ocurrió mejor idea que poner mi mano sobre el fuego para tratar de ahogarlo en ese momento de desesperación, olvidándome que el mismo tenía su propio oxigeno para arder.
Fue una desgracia con suerte, porque pensándolo bien pudo haber sido peor, con alguna explosión de por medio, o que el incendio hubiese tomado todo mi cuerpo.
Nada de eso pasó pero sí mi mano izquierda quedó inutilizada, tuve que ir a una sala de primeros auxilios para que me hicieran las curaciones del caso.
Tenía un terrible chupete en mi mano me sentía un inútil. De todo este accidente había aprendido algo muy importante. Mantener la calma en un momento de máxima tensión.
Volviendo al primer párrafo de un pequeño aporte para ayudarnos o motivarnos, la conclusión es la siguiente: al ser humano le suceden cosas todos los días. Pero en cada proceso o prueba es bueno entender o comprender que todo obra para bien y es necesario no digo literalmente pasar por una suerte de fuego, aunque las pruebas de la vida son como si lo fueran, para ser forjados.
Somos una semilla que tiene que transitar por una experiencia algunas veces dolorosa, extrema, para aprender de la misma, en definitiva sacar de esta lección lo mejor que hay en nosotros.
Lo más importante es que a primera vista parece que todo se destruye, pero muy por el contrario es una instrucción necesaria, nuestro ser interior lo necesita para germinar y liberar así todo el potencial que en nuestro interior existe y reproducir experiencias fantásticas, algunas sobrenaturales.
Mustapic Federico Antonio

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