A USHUAIA CON AMOR
Hace más de dos años cuatro de cinco jóvenes eran internados a consecuencia de un terrible accidente automovilístico en Ushuaia.
Algunos
dicen que estaban pasados de vueltas, otros que no. Nadie lo sabía a
ciencia cierta aún, mientras escribo estas líneas. Pero de estos cinco
adolescentes que iban en la camioneta Kangoo uno se salvó de quedar muy
mal herido por milagro. El resto de sus compañeros están en estado
reservado unos y de coma otros.
Sea
como sea lo cierto es que la excesiva libertad sin control o límite, el
alcohol o las drogas, no importa lo que sea en Ushuaia, éste estado
caótico, produce muchas muertes inútiles como evitables.
También
para la misma fecha otros chocaron, como consecuencia de la intensa
nevada. Algunos por el terrible impacto quedaron mal heridos.
No
es cuestión de echarla la culpa permanentemente al conductor, al vecino,
al padre, a la madre o a quien sea. Todo lo anterior es consecuencia
del estado anómico en el cual vivimos.
Abandono de la juventud, la
ciudad, las rutas, calles y con esa dejadez se ven las veredas, llenas
de hielo, claro es la primera nevada y es la primera quebradura de
invierno. Y todo porque no tenemos conciencia, de lo que significa
convivir y respetar el derecho de nuestros semejantes, somos una
sociedad muy permisiva. Pertenecemos a la clase de aquellos que le damos
oportunidades a los depravados, delincuentes. “No a los que están en la
cárcel”, no nada que ver, “estos son gente”, si los comparamos con
nuestros actuales políticos.
¿Como
se los llama a aquellos que teniendo un sueldito holgado, no teniendo
nada, funden a la ciudad, provincia, país y se enriquecen teniendo un
patrimonio que supera con creces lo que hoy día no pueden justificar, ni
aunque le pagáramos 100.000 pesos por mes?.
Ésta es la escuela de aquellos que nos han educado con el dicho de: “haz lo que yo digo, pero no lo que hago”.
Las
veredas de muchas ciudades con sus hermosos agujeros negros, pozos, con
sus imprevistas baldosas flojas. Todo me recuerda que hace muchos años
en las calles céntricas algunos de los representantes comerciales o
visitadores médicos cansados de los porazos por el abandono de tantas
veredas como calles a causa del hielo, decidieron cambiar el pánico, por
la diversión y es así que mejoraron la imagen de la ciudad de aquel
entonces. Las
calles céntricas de Ushuaia, pasaron de ser una fábrica de enfermedades
y accidentes de tipo traumatológico, a un parque, campo o centro de
diversiones invernales o una colonia de veraniega que con protectores y
cascos de por medio podemos a nivel internacional ya patentar como
divertimento para los turistas jubilados que son apasionados por los
porazos, que cada dos por tres se pegan EL GRAN GOLPE por esa pasión que
tenemos por hacer a Ushuaia EXTREMA, EXTREMADAMENTE PELIGROSA PARA TODO
VECINO, TURISTA O VISITANTE..
Imagínese vecino, corredores,
vendedores, visitadores, niños, abuelos, ..., etc. deslizándose CON
PATINES, CASCOS, por las aceras de su ciudad con su Samsonite a manera
de trineos prácticos o con sus skates.
Claro en aquel entonces no
estaban los inadaptados de hoy día que corren por las calles de Ushuaia
picadas matando a los turista, jóvenes, abuelos o quienes sean.
Se
termino el campo de diversiones, se cerró, ahora se transformó en un
campo de concentración, donde a uno que se distrae, lo hacen trapo para
limpiar las calles de Ushuaia, total nadie conoce a la víctima, es ¿esto
justicia?
Así
también recuerdo por los años sesenta el sobrenombre de SOCORRO, era un
niño que quiso experimentar el efecto de la adrenalina que producía su
cuerpo en una forma explosiva por el sabor del pánico que le generó al
practicar el primer deporte eXtremo en Ushuaia al deslizarse por una
calle de varias decenas de metros con pronunciada pendiente, bajando la
misma a una velocidad de un bólido, a mitad del recorrido se dio cuenta
que le faltaban frenos , paracaídas, ancla, era imposible frenar y fue a
parar bajo un camión, el camionero cuando se dio cuenta lo que podía
pasar freno su vehículo, se bajó y espero la llegada del pequeño FANGIO
de los hielos fueguinos, fue una anécdota, nada malo paso, solo que su
nombre se mantuvo por varios años con el mote de SOCORRO.
Pero
hoy, a gritos pelados, la sociedad grita: SOCORRO, PERO SOCORRO, por la
ineptitud de tantos funcionarios que cometen esos horrores por
desconocer leyes y reclamos de los vecinos. Claro, total, se sigue
ocultando el sol con la mano, el poder está a favor del que más plata
tiene o influencia política.
Tenemos
pánico por seguir permitiendo este sistema de abandono a los más
humildes, los sin tierra, los sin democracia, los desesperados, los que
no exigen más de lo que les corresponde, el respeto a los Tratados
Internacionales, la Constitución, a las Leyes Nacionales, Ordenanzas
municipales…
Mustapic Federico Antonio
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