LUEGO DE LA MANIFESTACIÓN DEL DÍA DE AYER EN BRASIL EN CONTRA DE LA "MAYOR CORRUPÇÃO"
Luego del descontento de mis hermanos brasileiños, de la sorpresa entre los políticos de la mayor nación Sudamericana, de escuchar los anuncios de Mrs. President CFK y que ya nada nuevo
produce o genera su retórica o discurso diluído, o que a la política Argentina con su Jurasik Park,
se le escaparan algunos dinosaurios producto de la clonación con la
rana, recibí un e-mail desde Brasil de mi amigo Sergio el cual me
compartió una realidad desconocida de la propaganda brasilera, que me despertó de la recalcitrante y
baja democracia a la cual nos han tenido tan acostumbrados.
En esta
serie de fotos se ve claramente cual es la justicia que hemos tenido
para los dinosaurios corruptos y ninguno pagó por sus delitos por los
cuales, la sociedad toda hoy padece el abandono o la privación de muchas
cosas.
APORTE DE MI AMIGO SERGIO :
O furo é mais embaixo
Esta expresión en portugués significa literalmente “el agujero está más abajo”
y quiere decir que un determinado problema tiene su origen en razones
más profundas y graves que las que aparecen a primera vista.
Aquí
en Brasil también nos decepciona y nos enoja la falta de honradez y la
“vista gorda” de algunos jueces. El juez deshonesto es el resultado de
un largo camino que empieza a recorrerse a muy temprana edad y que
nada tiene que ver con el derecho en sí.
¿De dónde viene el juez corrupto?, Yo creo que el agujero está más abajo y esta historia sucedida recientemente tal vez me ayude a demostrarlo.
En
la facultad de derecho de la Pontifícia Universidade Católica de Porto
Alegre, un profesor estaba dando una clase sobre acciones legales
posibles en casos de deudas. Explicaba cuales son los mecanismos para
cobrar una deuda y cuáles son los recursos que los morosos presentan con
más frecuencia.
En el medio de la
explicación, una alumna de menos de veinticinco años, levantó la mano y
pregunto: _Está bien, pero como abogada de un deudor, ¿cómo puedo
conseguir legalmente que no pague?_
...
El profesor,
conteniéndose para no perder la calma, le explicó que si la deuda
existe, el cliente debe pagarla y que los abogados no están, o no
deberían estar, para ayudar a la gente a cometer delitos.
Un buen profesor.
Pero el problema es que alumnos de ese tipo, siguen estudiando y se reciben. Ejercen la profesión como delincuentes y un día pueden llegar a ser jueces. Serán jueces corruptos, ciegos y negligentes, pero ese no es el único problema. Como abogados también hacen mal.
Jueces
honestos se cansan de dar sentencias favoreciendo a reos que todo el
mundo sabe que son culpables pero no pueden ser condenados porque son
defendidos por abogados como esa alumna, que están dispuestos a mentir y
a dejar sueltos criminales peligrosos con tal de ganar dinero.
_Yo
solo estoy haciendo mi trabajo, todo el mundo tiene derecho a
defensa_, es lo que acostumbran decir para justificar su conducta
mercenaria. Si, es verdad. Todo el mundo tiene derecho a defensa.
Inclusive el peor asesino tiene derecho a una buena defensa que le
garantice un juicio justo en el que reciba la condena que merece,
evitando la venganza desproporcional de los deudos del muerto, por ejemplo. La condena justa, sin exageraciones ni falsos atenuantes.
No
es fácil el trabajo de un abogado en esas situaciones. Tiene que ser
equilibrado y prudente y su función merece los mayores elogios.
Pero
este principio jurídico de derecho a defensa tergiversado por los
mercenarios, lleva a la absolución de culpables basada en pruebas
falsas, interpretaciones mal intencionadas de la ley, testigos pagos y
todo tipo de acrobacia legal. Los abogados como esta alumna consiguen
hacer aparecer criminales como inocentes, se meten en política y ocupan
lugares en el congreso, obtienen cargos importantes como funcionarios
públicos desde donde roban a escalas industriales y cometen montañas de
delitos que los ciudadanos normales ni siquiera conseguimos imaginar.
Mientras
tanto, los abogados honestos que ejercen su profesión guiados por
principios éticos y morales, que en mi opinión son la mayoría, sufren
con el desprestigio generalizado provocado por estos delincuentes.
El problema no es tanto de justicia como de personalidad. Esta alumna
mostró que algunos ya entran a la facultad con la cabeza hecha para el
mal. Y a no ser que algo milagroso pase, seguirán por ese camino.
Tal
vez un colegio de abogados más fuerte, cuyo tribunal de disciplina
fuera implacable en su capacidad de juzgar y eventualmente prohibir el
ejercicio profesional a los infractores, mejoraría la situación. Tal vez
mejores escuelas, que enseñaran principios éticos y alentaran su
aplicación diaria a través de actividades concretas ayudarían a formar
ciudadanos honestos. Tal vez medios de comunicación que tuvieran una
programación en la que la capacidad de engañar a otros y ser “ventajero”
no fuera considerada graciosa y simpática, influenciarían a la gente a
actuar de manera positiva.
Tal vez todo eso junto, sumado a lo que la gente de buena voluntad pueda ofrecer... El juez deshonesto es el resultado de un largo camino por la senda equivocada. Resultado al que contribuyen muchos factores.
Tengamos paciencia. El camino que tenemos que recorrer para resolver
los problemas de la justicia en nuestro continente es aun más largo y
esto recién empieza.
Federico Antonio Mustapic
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