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miércoles, 6 de enero de 2010

Hoy,Bobby mi perro, mordería a cualquier político...

Muchas son las obligaciones que tienen los municipios para con los ciudadanos o vecinos comunes como nosotros.
Voy hacer un pequeño paréntesis del primer párrafo para luego introducirnos a un nuevo tema que tiene que ver con lo que nos pasa a los vecinos con nuestros funcionarios y los desastres o abandonos de las obligaciones públicas inexcusables.
De esto hace muchos años cuando era un niño tenía un perro llamado Boby, también tenía una perra Ovejero Alemán, ambos eran mis mascotas preferidas.
Boby era uno de esos perros de raza una mezcla de Perro de Agua Español a la argentina con algo de Golden Retriever, aún hoy día sigo buscando su pedigrí, de carácter tranquilo, guardián, gentil, jamás exteriorizó un gesto molesto, sabía o conocía su territorio y en que momento como macho podía introducirse en el territorio de la perra, lo concreto que era mi amigo regalón, me gustaba como a todo niño acariciarlo, mimarlo, estaba encima todo el tiempo, se bancaba todo, hasta que un día descubrí su carácter porque me había pasado del límite de su tolerancia al escuchar su gruñido.
La demostración de su carácter hostil no me gustó mucho y como todo niño yo estaba dispuesto a demostrarle mi carácter con una vara o piedra. Uno de esos días de mis rebeldías, me vengue de su gruñir arrojándole un piedrazo sobre una de sus patas delanteras.
Cuando pasaron los años, siendo adolescente comprendí que el equivocado era yo y que su conducta irascible fue a consecuencia de mi comportamiento molesto y pegadizo como mosca veraniega.
Lo cierto es que a consecuencia de mi conducta de inadaptado social, Boby quedo muy molesto y lo demostraba siempre que podía ante mi cercanía. Y como dice el dicho: “cuando una se quema con leche, cuando ve la vaca llora”. Para Boby era lo mismo, me veía y ya se ponía molesto. Pasaron los años, ya viejo mi regalón me perdonó y lo amé profundamente al momento de su partida.
Exactamente esto es lo que nos pasa a los vecinos, realmente nos sentimos como Boby, en medio de una ciudad como Ushuaia. Nuestra cucha siempre está desordenada, mal oliente, llena de pulgas, garrapatas. Las veredas llenas del glich de los perros sueltos.
De vez en cuando nos dan agua para beber y si nos alcanza el sueldo comemos.
Lo peor de todo ante nuestro estado irascible por el estado caótico de la ciudad, como si fuera poco nos tiran un piedrazo al negarnos lo más mínimo o básico.
¿Qué pasó con,,,? Las calles prometidas para pavimentar y hasta ahora nada. Las alergias por causa del polvo en suspensión como consecuencia de la falta de camiones humectadores, hidrantes, regadores. Las veredas desarticuladas y destruidas. La falta de personal en todo momento en las vacaciones. Horarios reducidos de servicios en todo sentido. Servicio de transporte público con menos unidades.
En pocas palabras cada dos por tres recibimos piedrazos, como para que no estemos permanentemente gruñendo.

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