Poniendo la familia en lo alto y el resto en su lugar...
Si por un instante el tiempo, se detuviera y tuviésemos la oportunidad de analizar nuestra conducta acelerada y "tecnodependiente" nos daríamos cuenta la cantidad de tiempo útil, energía y sueños que perdemos por no dedicarnos a nuestro entorno inmediato, tomándonos nuestra libertad para disfrutar de la vida, educando a nuestro hijos para que recuperen la creatividad... .
Cuánta riqueza atesoraríamos si lográramos desechar tantas cosas "¿necesarias?", si tan solo nos atreviéramos a vivir con menos dudas, tener más intimidad con DIOS aumentando así una autentica FE en ÉL , podríamos admitir que al destino no lo logra torcer una carta, aviso, advertencia, llamada telefónica, un chat, un e-mail, o VAYA UNO SABER QUE OTRA COSA.
El tiempo no lo podemos controlar, nos supera y afecta lastimosamente, es tirano, y por más que queramos frenarlo, nos arrastra al destino final de nuestra existencia, de las situaciones imprevistas y del peligro . Que podamos cambiar el destino trazado no es más que una ilusión, ¿será pura ilusión?.
No controlamos nada, así despilfarremos una fortuna en diferentes métodos para tratar lo utópico sobre la seguridad, entiéndase, policías, justicia, médicos, videocámaras,... interminables son los inventos para generar la ilusoria seguridad. ¿Cuál es la razón de nuestro derroche, entonces?
Nuestros inventos no pueden garantizarnos nuestra total tranquilidad.
Los placeres también nos tiranizan, otras veces nos relajan.
Pero lo peor es que la comodidad desmedida y los detectores de parámetros alterados, nos inutiliza, para enfrentar el temor a lo desconocido, el cual paraliza los reflejos y por lo tanto la facultad para reaccionar a tiempo. Como consecuencia de todos estos factores podemos concluir inequívocamente que: no estamos preparados como nuestros ancestros para sobrevivir en un entorno hostil.
Se puede sobrevivir sin los políticos, sin los funcionarios, sin la policía, sin los jueces, abogados, economistas y sin tantas otras cosas inventadas o creadas por la evolución del hombre. No hace falta trasladarse, ni transportarse demasiado lejos en el tiempo, lo han hecho nuestro ONAS, YÁMANAS, MAPUCHES, sí, se vivía precariamente, pero se vivía bien.
SEGURO, QUE ALGUIEN NO SE MORÍA POR UNA GRANADA DE GAS LACRIMÓGENO.
Lo necesario de verdad, es poco: basta la familia, el cariño de nuestros seres queridos, la casa, un trabajo digno, el aire, la comida, el agua, la ropa, la educación. Lo demás son agregados que hacen más llevadera la vida por lo cual no deberían desvelarnos
ni destruir nuestro paraíso terrenal.
Nos toman por tontos, nos usan, para tener dinero, y con ese dinero acceden a bienes o servicios a los que a nosotros nos cuesta mucho alcanzar. Hasta que un día algo (un ser querido se les muere, un hijo se va lejos) entonces les hace ver a nuestros funcionarios que hay cosas realmente imprescindibles que dejaron de hacer por falta de tiempo, y que ya no hay manera de enmendar el error. Ese tiempo "el nuestro y el de ellos" es lo primero que consagramos para llenarnos de otras prioridades que, en el fondo, valen menos que el menor de los cariños.
Volvamos a la razón y a la justicia, esta vez no desperdiciemos el tiempo votando lo inútil, votemos con el corazón pensando en nuestros HIJOS.
Elijamos: LA HONRADEZ. Y si alguna vez algún político te hizo un favor, no te olvides que es un siervo inútil, porque lo que tenía que hacer, eso hizo. Federico Antonio Mustapic
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