Levantarnos sobre los más oscuros nubarrones de nuestro horizonte

La vida y todo lo que interactúa con ella, es como un instrumento musical complejo de cuerdas, que pueden interpretar las más diversas melodías. Es tan complicado el concierto compuesto por el pentagrama de estas, que aún no ha nacido músico para interpretarla y menos científico que haya existido para plasmarlo en una ecuación con un conjunto de coeficientes para explicar el porque uno es un exitoso y el otro un fracasado en la interpretación de la misma partitura del himno a la vida.
Sabemos y conocemos que existe un entorno que nos predispone para transformar nuestra existencia. También es cierto que desde antes del nacimiento, existen factores que el ser humano agrega, para trastocar nuestra trayectoria en el camino de la vida.
Son estos factores que más tarde se transformarán en un karma donde tendremos que actuar más allá de nuestra imaginación y aunque todo indique, que no lo podrás hacer, tu espíritu te hará volar como un águila, aunque tu condición actual no sea la mejor, para enfrentar la peor tormenta de tu existencia.
El secreto es usar las vientos contrarios para levantarnos sobre los más oscuros nubarrones de nuestro horizonte. No estoy hablando de ser un sobreviviente de una explosión nuclear, estoy platicando de algo más duro, que se llama éxito en medio de un mundo cargado con vientos del fracaso.
Las últimas crisis nos han demostrado que todo está relacionado íntimamente con la mala administración de ex profeso, pagos de sobresueldos a aquellos que no han cumplido con su rol ejecutivo. Su capacidad no nos demostró el porque de sus sobresueldos.
Esta burbuja, protegida por aquellos que le convenía el microclima especulativo, arrastró al mundo entero a una hecatombe. Se le dio miel de la colmena a un conjunto de zánganos en medio de un invierno económico, donde impera más la incertidumbre, desconfianza que el deseo por invertir, para producir.
Lo peor de todo: “todos quieren mantener, sostener e invertir en empresas verdaderas y no en blufs bursátiles”. ¿Pero que empresa multinacional vale lo que dicen las acciones?. Realmente ninguna. Es más los parámetros en el monitor de la sala de terapia intensiva. Solo indica que el paciente, economía mundial, está respirando con dificultad, necesita de un respirador artificial, le debemos inyectar dinero fresco para sostenerlo aún vivo, los bancos no tienen recursos y lo peor de todo la megafista de los ejecutivos de la hecatombe mundial, no pagaron con sus recursos, los costos de la crisis.
El mundo, educó, enseño y preparó un escenario para que los especuladores invirtiendo por medio de terceros y sin trabajar, triunfen, destruyendo puestos de trabajo para conservar la vida de una colmena cargada de zánganos.
Es allí que entra en escena el ejercicio de la memoria.
Hace miles de años un pueblo estuvo por más de 400 años bajo el yugo de un imperio opresor, las consecuencias era la mortandad, el clamor de misericordia ante las injusticias impuestas, el mismo quería salir, de ese entorno enfermizo de libertinaje y de decadencia. En el peor momento surgió un iluminado, pero no sin antes demostrarle a los sabios de aquel entonces las razones de sus fracasos.
Ante la tozudez y la destrucción de todo un imperio bien concebido en sus inicios y un fracaso en sus postrimerías, el pueblo esclavo, el más débil, salió victorioso en forma portentosa lleno de riqueza y gozo. (La Historia de la esclavitud de los descendientes de Isaac en Egipto).
El líder de ese portento tuvo un aparente fracaso, se cargó de angustia, pero no se transformó, en algo glorioso hasta no denunciar las diez plagas sobre un gobierno corrupto económica-física y espiritualmente por desconocer, el deseo ardiente de hacer la voluntad divina por revelación.
Querido vecino, amigo, te animo a que no bajes la guardia, aún sale el sol, y donde él está, existe la vida y si hay vida hay esperanza.
No te rindas antes de recibir tu sueño hecho realidad, estas a las puertas de la tierra prometida.
Federico Antonio Mustapic