Los siete pecados capitales del poder corrupto.
En muchas naciones del mundo, luego de la crisis económica, hay un extraño aire enrarecido, que lo percibimos, no sabemos lo que nos pasa, pero la gente poco a poco se va muriendo esperando la reactivación, la estabilidad, la prosperidad, la alegría…pero en su lugar el monóxido que estamos inhalando nos va adormeciendo mansamente y no nos hemos dado cuenta. La atmósfera que respiramos está contaminada, está viciada de una suerte de un veneno invisible llamado: MENTIRA POLÍTICA.
Pero toma un real peso cuando vemos el resurgimiento de un nuevo imperio en decadencia, por causa de los siete pecados capitales: LUJURIA, GULA, AVARICIA, PEREZA, IRA, ENVIDIA, SOBERBIA
Muchas veces y seguramente nos hemos preguntado porque no podemos controlar ciertas circunstancias. Intuitivamente podemos imaginarnos razones. Pero la verdad o los fundamentos los conocemos recién cuando tenemos todos los parámetros bien definidos para alcanzar la respuesta que buscamos.
Supongamos que hablamos de la corrupción de la República Argentina, nada podemos opinar si no poseemos la información veraz sobre ciertos hechos de enriquecimiento ilícito.
Por ejemplo, para que usted vecino tenga una idea cabal de lo que estoy hablando, tendría que decirle que en el peor momento de esta nación, los más allegados al poder, cuando todo se volvía caótico financieramente, en el gobierno de Fernando de la Rúa recomendaban a todo su entorno, retirar los fondos o ahorros de los bancos. Ellos sabían, conocían la hecatombe por venir como consecuencia del despilfarro y la mala administración pública.
Si nos volvemos al tiempo presente el formato de la corrupción se ha perfeccionado.
No se roba abiertamente, no, nada de eso, los corruptos deben estar rodeados de un conjunto de abejas obreras, que sirvan a la reina de la colmena corrupta, esta reina oculta sus espurias ganancias a través de sus testaferros, necesarios estos, para deflectar los fondos mal habidos a otras cuentas. Recibir dineros por trabajos sobrefacturados, u obtener beneficios por medio de licitaciones armadas a medida de las empresas camufladas del entorno político, con otro nombre. La raíz del árbol corrupto es la misma, no importa cual sea la rama, todos son responsables de un enriquecimiento ilícito.
Pueden poner el testafero que quieran, pero a los ojos de la ley y justicia divina tiene un solo nombre y mandamiento que los condena: NO ROBARÁS.
Las cortinas de humo lanzadas por los corruptos son necesarias para desviar la atención. Y no es casualidad, el ataque a Papel Prensa, coincide exactamente con el tiempo donde se denunciaba el meganegocio con la minera Barrick Gold. Tal vez debería contarles que son unos fantásticos teros pampeanos, los huevos los ponen en un lado, pero chillan por otro lado.
Cuando veo la realidad, no necesito que me la cuente cualquier medio. Se escucha rumores fuertes desde Santa Cruz, como un viento recio, el cual devasta gran parte de la Patagonia, sinceramente me preocupa, ver que la historia se repite, al principio fueron los Roca, siguieron los Menéndez Behety, ahora se llaman los De Vido, Lopez, Fernandez, Kirchner… y la lista recién empieza.
Es una historia repetida, ya la conocemos. Personalmente no me molesta que el vecino se enriquezca. Pero por favor, que lo haga bien y no vendiendo espejitos de colores, como lo fue en la época de la colonia.
Cuando el pueblo padece todo tipo de necesidades, aunque la propaganda diga todo lo contrario, algo falla y es que hemos retrocedido a la época de la monarquía en el momento conocido como: LA TOMA DE LA BASTILLA.
Me pregunto: ¿Hemos cambiado en algo?, indudablemente en la forma de corromper a una nación. Pero el modus operandi es el mismo de siempre, tener un par de obsecuentes que nos hagan creer que la inflación de un país hiperinflacionario, es un milagro lleno de estabilidad y crecimiento del PBI de un 8% anual, ¡POR FAVOR! NO MIENTAN MÁS.
Sí, es un milagro que todavía sobrevivamos, que no nos hagamos enardecido exigiendo justicia, en los estrados, que dicen que ministrar justicia.
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