Nos adelantamos un poco porque debemos conocer las realidades de la Hotelería y Gastronomía. El 25 de noviembre de 1941 se constituyó oficialmente la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA), representante del sector hotelero, y quedó establecido como el Día de la Hotelería Argentina. Es reconocida como la primera y más importante institución que representa a los sectores hotelero y gastronómico. La Federación está conformada por 62 filiales agrupadas en seis regiones que representan 50.000 establecimientos hoteleros y gastronómicos, distribuidos en toda la geografía de nuestro país, generando 420.000 empleos directos y contribuye al Producto Bruto Interno con más del 3%. Hay días como hoy, que es el 25 de noviembre , en los que no quiero trabajar, porque es mi gran día y soy parte de la historia de un hotel, hostería,...bar...restaurant...Merezco descansar, pero trabajo, laburo en una de las tantas hosterías, hoteles de Argentina, país de America Latina. No soy un empleado de esos ejecutivos que los Sábados o Domingos se dá el lujo de quedarse en casa. Tampoco soy el empleado modelo que trabaja menos de 7 horas y gana más que cualquiera por la misma cantidad de horas trabajadas.
Tampoco soy de aquellos que tienen un sindicalista que los defiende a muerte, mi historia es de aquel que te dice ante tu reclamo: “si no te gusta detrás de vos, hay cincuenta que quieren trabajar”, yo no quemo gomas para pedir aumentos o pagos, mis jefes de la FEHGRA no conocen la realidad en la cual esta inmersa mi vida.Soy de aquellos abandonados que casi no tienen fuerza, los que laburamos en los hoteles, somos gastronómicos que compartimos el día con nuestros jefes, los que más relegado mantiene los sueldos de sus empleados. Los aumentos se malogran de tal modo que cuando los trabajadores lo reciben, la inflación se lo comió y más. Gracias a pactos de convivencia. Nosotros nos tomamos las vacaciones cada tanto con nuestras familias, porque la temporada alta es cuando todos se van de vacaciones, mi empleador pertenece a otro planeta, no es de acá, porque no siente ni ve nada.No pertenezco a ese grupo selecto de personas que oprimen una tecla en una computadora y automáticamente por mi decisión los impuestos o servicios suben un 50 %, o los precios en un 300 por ciento y los sueldos caen un 500%. No, no soy de aquellos zánganos que chupan la miel de la colmena de unas pocas obreras, a punto de languidecer, porque la reina ya no produce abejas obreras. No, en la colmena corrupta, la reina de la política, solo produce zánganos que viven de arriba y venden mi colmena al mejor postor. Son días como hoy en los que me muevo bajo la concepción cristiana del trabajo: ganarás el pan con el sudor de tu frente. Y sí, la verdad, parece como si todo fuese un escarmiento, cuando lo pienso, pero no lo tomo así.
Es mi gran día, con mi jefe, trabajo y cada día lo siento y lo vivo así. Me cuesta decirlo pero digo, para darme ánimo, hoy empiezan los mejores días de mi vida. Menos mal que no me llego a creer mis pensamientos delirantes, recurrentes, preguntándome: ¿en que se me fue la vida?. Gracias a Dios que no acabo doblegándome a la pereza. Al fin y al cabo mi trabajo, aporta más cosas buenas que malas. Hermano/a si conseguís el trabajo que anhelas, es tu día de suerte. Y si sumas a esto, que trabajas en lo que te gusta, tu molestia se transforma en satisfacción. Trabajo, para cubrir mis necesidades económicas las cuales directamente involucran mis necesidades afectivas. También cuando Laburo, como en cualquier otro ámbito de la vida para mí es muy importante tener en cuenta mis aspectos sicológicos, espirituales, afectivos en mi espacio tanto laboral como familiar. Me gustaría compartirte que las conspiraciones afectivas inconscientes, suelen ser junto con la intolerancia al éxito, las causas más frecuentes que perturban mi desarrollo y el buen ambiente como entorno laboral. Mis sentimientos como afectos, tanto en mi vida de trabajo como en lo personal, en ocasiones, interrumpen toda relación con mi entorno y hay veces que no puedo distinguir el límite del hasta donde se mete, el como me afecta en o fuera, del recinto en el cual en ese momento me encuentro, es que en definitiva en un mundo materialista el trabajo lo es casi todo. Sin él, no pago, no como, no vivo… no….Me resisto a creer que es mi dios. Solo es el medio que uso para lograr mi objetivo: “LA FELICIDAD DE MI HOGAR”, “¿ESTA MAL PENSAR ASÍ?”.
Hay frases que son como un karma para nuestra gran familia de trabajadores de la cual soy parte y tal vez nos identifiquemos con: “me va mal en el trabajo”, “tengo un jefe dictador”, “tengo compañeros trepadores”, … “me hicieron la cama”, y tantas más. En realidad lo que hay detrás de todo esto en numerosas ocasiones son emociones.
La mayoría de mis afectos son innegables y se manifiestan pero no todos somos o tenemos: celos, envidias, rencores, odio, amor, deseo, etc.- algunos se ven o revelan de manera consciente, pero muchas veces, los mismos se muestran bajo un manto de equivocaciones donde hago fracasar a mi compa, busco errores en él para llevarlo a cuestionar la efectividad de su trabajo… Todo son pifias tras pifias que a la larga deterioran mi trato en lo comunicativo.
Me costaba reconocer mis defectos. Nunca me olvido lo bueno que fue extirpar una piedra con mi vesícula, el cirujano mayor me la eliminó, al principio me dolió, pero luego el dolor pasó y al final me sentí feliz.
Veo y escucho lo que me interesa, y lo que no, no lo quiero ver ni oír.
Me mienten muchas veces los empleadores, para llevar siempre su razón, que es parte de una gran mentira del INDEC.
Si algo me molesta de la otra persona, es por algo que veo, que tiene que ver con mi pasado reflejado en ella, el que sea mentirosa y trate de aprovecharse pensando que es más inteligente como rapida.
Cuantas veces trasladé o cargué con mis problemas, temores sobre otras personas. De esta forma me costaba trabajar en equipo con otro compa, pues en el fondo yo estaba mal.
Ahora en general, no me gusta responsabilizar a nadie ni de mis éxitos ni de mis fracasos.
En la vida y en mi circunstancias, soy responsable de mis actos: si soy abogado, soy responsables de haber estudiado abogacía, y que la justicia cada vez sea más injusta, porque si fuese justa, mi país, tu país, no estaría en la lona, como hoy lo vemos, porque hay cada vez más pobres o patriotas políticodependientes de las limosnas de los punteros o ahora de un gremio, federación politizado/a, que lastima que no tengan amor propio.
Muchos empleadores deberían conocer un poco porque mañana será el 25 de noviembre y que nosotros trabajamos en sus empresas.
Luego de mis divagues pienso: si tengo éxito en lo que hago, lo he conseguido con mi voluntad, con mi trabajo, con mi participación, pero esto que parece fácil de aceptar cuando va bien, a la vez me resulta muy difícil de aceptar cuando va mal.
Me costaba ser responsable de todo aquello mal hecho, hoy no culpo a la sociedad, a mis padres, a los compañeros de trabajo, etc..
Mía es la responsabilidad de levantar a mi país, el colmenar me necesita.
Obviamente he tenido una posición infantil, por lo tanto no quise ser responsable de mi errores como individuo, pero he madurado, no permito que se me acerquen zanganos, perdón políticos, que arruinen mi trabajo, mi día, el día de mi empresa porque donde trabajo lo tomo como si fuese mía, más del tercio de mi vida, lo vivo en mi segunda casa con mi otra familia, mis cumpas.
Federico Antonio Mustapic.