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viernes, 2 de julio de 2010

Sobreponernos a la desesperanza. Nada está perdido. Todo se transforma en esperanza.

Hoy mirando los partidos del mundial de fútbol de Sudáfrica 2010. Ver dos partidos el de Brasil 1 – Holanda 2 y el de Uruguay 1 – Ghana 1 y la definición de éste por penales a favor de los Charuas, de la Banda Oriental, que la República Argentina perdió por esas cosas que tienen las políticas y diplomacias absurdas por intereses de las superpotencias de aquel entonces. Me doy cuenta que el fútbol es así. Podemos tener el mejor equipo, pero solo ganan aquellos, que no se contentan con esa cuota de suerte. Son los poseedores de una garra la cual está aferrada a la esperanza. Son luchadores a pesar de tener todo en contra.
Los exitosos conservan un poder, un don, que impulsa a la búsqueda de logros, para que la sumatoria de los mismos, de por resultado la victoria final.
Son los perseverantes, los soñadores, idealistas los que buscan algo más y no se contentan con llegar a la meta. Quiere conocer, sentir el sabor de lo grande. Las cosas difíciles de conquistar, aquellas que están al final de la carrera, al llegar a la meta, al obtener el resultado esperado.
Lograr nuestros objetivos trazados, son en definitiva las que más placer nos causan. Porque parecen imposibles, pero al materializarse lo increíble, es como la sensación de volar que alguna vez cuando niños tuvimos en nuestros sueños. Ese instante es glorioso, el tiempo se detuvo, la sonrisa parece infinita y la alegría no tiene cabida en nuestro rostro, porque nos transformamos en parte de esa dicha.
Todo lo anterior me recuerda al proceso del embrazo de una mujer. Al principio es algo que uno busca, no sabe si lo logrará, pero se dispara el sueño, de ser madre. No hay un día en que la mujer primeriza, deja de sentir a su hijo que unos meses más adelante verá cara a cara. Mientras tanto ella le da de comer a su imaginación: ¿Será una niña?, ¿será un varoncito?, ¿tendrá cabello laceo?, ¿con rizos? y tantas preguntas, más pero todo tiene que ver con el deseo de ser madre. Lo buscó y lo obtuvo. Esto pasa en la normalidad de los casos.
Pero que pasa cuando los padres lo buscan y no llega. ¡Ah! eso es harina de otro costal. Es allí donde se preocuparán, se preguntarán: ¿Qué nos pasa?, ¿estamos estériles?, ¿enfermos quizás?, la desesperación cunde y el pánico se apodera de la pareja.
Luego del calvario del interrogatorio íntimo, que en algunos casos se vuelve inquisitivo, uno de los dos quedara herido. Más tarde se darán cuenta que lo más importante no es buscar al culpable, muy por el contrario, se lo deberá cuidar, fortalecer, animar para que no pierda su fe.
Recuerdo el caso de una pareja la cual no podía tener hijos, pagaron todo tipo de estudios para investigar la razón de su aparente esterilidad, hasta que en una ocasión me tocó sin buscarlo, hablar con la esposa de un compañero de trabajo, con el problema anteriormente mencionado. Con anterioridad a este hecho, no recuerdo como me entere de este problema. Pero mi fe puesta en Dios me guió para darle las palabras justas exactas, pero tan simples, para reparar su destruida ilusión.
Yo sé que algún vecino está esperando que ya le cuente el final de la película. O le escriba esa palabra justa para que su vida cambie y consiga el milagro. En realidad no fue tan simple.
En primer lugar tuve que dinamitar todo argumento lógico, coherente de la medicina tradicionalistas que destruía sus esperanzas, por el otro lado tenía que recrear en la imaginación de ambos la idea cierta, de ver a sus hijos en el cuarto que ambos habían construido, para tal momento.
Otro problema es que algunos nos auto-flagelarnos y nos decimos: “seguramente lo tenía merecido, por algo de mi pasado o lo que sea, que hice o hicimos”,….
Después de muchos días, semanas recuerdo estar en un negocio de una lavandería y sentí que alguien tocaba mi hombro, me doy vuelta y esa persona era mi excompañera que necesitaba de un milagro, mirándola a los ojos le dije: ¿como estás?, ¡tanto tiempo!, no me dio tiempo si quiera a saludarla, por cuanto un gesto de sus dos dedos índices me apuntaban a que observara su panza primeriza de 7 meses, del primer hijo que tuvieron con su esposo, este fue el primero de tres hijos que hoy día disfrutan.
A esta altura te preguntas: ¿cual fue la frase?. En primer lugar te quiero decir que no la doy en una forma insensible, la entrego con un propósito y es para que el vecino entienda que existe una fuerza Todopoderosa, que cambia las tinieblas en luz, la muerte en vida, las deudas en saldos favorables, las enfermedades en salud y tantas otras antinomias, las cuales se transforman en oportunidades para palpar lo invisible, o disfrutar lo imposible de creer.
Te estoy hablando de una palabra que tiene el poder de crear de la nada, lo que quieres ver.
Hay un secreto. Debes estar en perfecta armonía con aquel que todo lo abarca y todo lo sustenta. Tienes que estar en paz con él. Luego llama las cosas que no son como que si fuesen.
Ahora te doy la palabra simple pero profundamente misteriosa para que recibas tu justicia, tu salud, tu milagro posdatado: lo que es imposible para el hombre, para Dios no lo es. PORQUE TODAS LAS COSAS SON POSIBLES CON DIOS.
Federico Antonio Mustapic.

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