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martes, 9 de febrero de 2010

Encontraron Boro y Mercurio por encima de los valores permitidos por la OMS en el agua de Ushuaia

No deje de leer este informe, personalmente ahora estoy más preocupado que nunca.
Exactamente hace más de 2 años me daba cuenta lo contaminada que está la ciudad de Ushuaia y por ende su agua. Nadie me escucho todos pensaron que el problema estaba en mi forma de decir las cosas, pero hablaba con fundamento. Los intereses empresarios, de gobierno y porque no decirlo sindicales ocultaron la realidad que en Ushuaia hoy día vivimos, padecemos. La gente antes no se moría de Cáncer, se morían de enfermedades que son típicas de la edad. Mi tío abuelo falleció a los 90 años, pero claro en otro país. Se fue antes que se contaminaran las aguas de Ushuaia. Voy a reproducir la realidad de una ciudad corrupta donde en nada podemos envidiarle. Es la ciudad de México, pero ahora tranquilamente puede cambiarle el nombre póngale Ushuaia y podemos decir que los que vivimos acá no estamos en el horno, estamos en la cresta de un gigantesco maremoto de agua podrida. No necesitamos de un TSUNAMI para morirnos, basta beber el agua de Ushuaia y ya está.
Dicen en la OMS: http://www.cepis.ops-oms.org/bvsacg/e/guiasoms.html Si bien los valores guía describen una calidad aceptable para el consumo humano durante toda la vida, no ha de entenderse que su establecimiento permita degradar la calidad del agua potable para aproximarla a los niveles recomendados. Por el contrario, debe hacerse un esfuerzo constante por mantener la mejor calidad posible.

El agua de la ciudad de México está contaminada con heces fecales, bacterias y virus que producen gastroenteritis y enfermedades crónicas que terminan en cáncer, debido a que las tuberías por donde corren el agua potable y el drenaje comunican entre sí por fugas, según estudios científicos realizados en la UNAM y la Universidad Autónoma Metropolitana.
Ante la falta de mantenimiento y de obras a cargo de la Dirección General de Construcción y Operación Hidráulica (DGCOH) del GDF, en el subsuelo las redes se encuentran en tal estado de destrucción que las aguas para beber y las aguas negras se mezclan, explicó al corresponsal, Agustín Breña, profesor-investigador del departamento de ingeniería de procesos e hidráulica de la UAM Iztapalapa.
Esta es el agua que va a los mantos freáticos, de donde es extraída otra vez para ser distribuida a la población.
Sin embargo, lo peor es que cuando, la DGCOH del GDF y la Comisión Nacional del Agua (CNA) tratan de desinfectarla lo hacen con cantidades inadecuadas de cloro, lo cual provoca que el agua para beber contenta un conjunto de sustancias que provocan cáncer, de acuerdo con científicos de la UNAM.
El medio informativo mandó a analizar agua tomada en llaves de diferentes viviendas en ocho puntos distintos de la ciudad, y en la mitad de las muestras, los laboratorios Olarte y Akle reportaron "agua muy contaminada, no potable, con importante número de bacterias coliformes".
El dictamen para el medio gráfico, de Olarte y Akle coincide con un estudio publicado en la prestigiada revista Applied and Environmental Microbiology, realizado por científicos del Instituto de Ecología, las facultades de Medicina y Química de la UNAM y del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Dicho estudio revela que, en 102 muestras de agua tomadas en la ciudad, se hallaron 84 microorganismos de nueve géneros diferentes, todos ellos habituales en los excrementos humanos y animales.
—Esto es evidencia de que existe contaminación del agua subterránea con heces humanas y animales— explicó Marisa Mazari, especialista del Instituto de Ecología de la UNAM. Y añadió: "Algunas de estas bacterias representan amenaza potencial a la salud humana, pues algunas causan enfermedades comunes de gastroenteritis agudas, infecciones del tracto urinario, y enfermedades de los hospitales".
De hecho, en el último estudio publicado este año por el grupo de investigación de la UNAM, se encontró que 18 por ciento de las muestras de agua no cumplen los estándares de cloración adecuada.
"Existe un manejo ineficiente del cloro como mecanismo de desinfección del agua, y hay bacterias que ni siquiera se están estudiando", argumentó Mazari en entrevista con nuestro corresponsal.
Úlceras y cáncer. Por ejemplo, en el agua que beben los capitalinos es común encontrar Helicobacter pylori, que es una bacteria asociada con las úlceras del estómago y duodenales, así como cáncer gástrico en humanos.
Sobre esto, Mazari afirmó que los estándares de calidad bacteriológica del agua en uso en México, basados únicamente en coliformes totales y fecales, no garantizan que el agua del DF sea segura para beber.
"No existen indicadores de la presencia de otras bacterias, como H. pylori, y virus o parásitos. No existen tampoco muchos estudios clínicos al respecto", puntualizó la investigadora.
Así, las muestras que no tienen coliformes fecales o totales, sí tienen— en cambio— otros elementos infecciosos que van desde E. coli, Legionella, virus de la hepatitis A, rotavirus, en tal proporción, que de acuerdo con el estudio de la UNAM, "la mitad de todas las muestras estudiadas mostró la presencia de alguna bacteria".
La presencia de Helicobacter en todas las muestras de agua estudiadas y la prevalencia de la enfermedad —que alcanza 90 por ciento en adultos en México— indica que no se está evaluando adecuadamente la transmisión de esta bacteria por agua contaminada.
Tubos rotos. Agustín Breña, especialista de la UAM, consideró en entrevista con nuestro corresponsal, que de las aguas residuales del drenaje del DF se sanea sólo 13 por ciento: "Los volúmenes de agua residual que se fugan y se mezclan con el agua potable, cuya tasa de fuga es de 40 por ciento, explica que tengamos un agua tan contaminada de heces fecales animales y humanas".
En ese caso, el agua de Iztapalapa, zona de estudio de Breña, "es de mala calidad evidente. Además de los metales que contiene, el agua es chocolatosa y huele mal. A veces, el sabor a cloro hace imposible tomarla".
De todos modos, los investigadores consultados, tanto de la UNAM como de la UAM, coincidieron en que es ineficiente el tratamiento de cloro que recibe el agua que llega a las llaves de los hogares en la ciudad de México.
"No existe un estudio que nos refleje claramente qué tan dañada se encuentra la red de drenaje. No existe claridad acerca de a quién le corresponde afrontar el problema de fondo", precisó Breña.
La sombra del cáncer. Que exista tan grande contaminación de materias orgánicas y heces fecales puede ser por sí mismo un grave problema por los riesgos directos a la salud humana, pero existen peligros a mediano y largo plazo que no se están evaluando correctamente.
La materia orgánica (el excremento en específico) reacciona químicamente con el cloro que se usa para desinfectar el agua, de lo cual se producen una serie de sustancias llamadas trihalometanos.
En diversos países, como Estados Unidos y Canadá, llevan décadas estudiando la relación de estos trihalometanos y el cáncer de hígado y vejiga, principalmente. Incluso, en animales de laboratorio la relación ya está plenamente comprobada.
Y, en el plano social, se trata igualmente de una situación de riesgo. Por ejemplo, en Canadá la aparición de altas tasas de cáncer entre los jóvenes provocó el surgimiento de movimientos sociales que culminaron con el entubamiento de sistemas de conducción de agua potable para disminuir exposición de ésta al Sol y el crecimiento de materias orgánicas.
En México, de acuerdo con la investigadora Mazari, "no se ha dado la importancia debida al estudio epidemiológico de estos riesgos. La ocurrencia del brote de cólera entre 1991 y 1998 llevó a las autoridades a optar decididamente por el cloro".
A criterio de Mazari, se debe clorar el agua "eficientemente" y al mismo tiempo vigilar a la población, hacer estudios, pensar en el problema. No hay estudios clínicos al respecto". En ese sentido, el agua que proviene del sistema Cutzamala tiene un problema importante con la cantidad de trihalometanos que se forman por la cantidad de materia orgánica que contiene.
—Tanto Cutzamala como la zona de transición entre la montaña y el valle, es decir, la zona poniente de la ciudad, son las más vulnerables— explicó.
Breña y Mazari coincidieron por separado en que obtener agua para la zona metropolitana es caro y difícil. Sacamos más líquido del acuífero de la que dejamos recargar, y además, la mezcla de agua de drenajes y redes "potables" hace del agua en la ciudad de México un importante factor de riesgo a corto, mediano y largo plazo.
"Conformarse con la ausencia de enfermedades agudas y apegarse a normas de calidad insuficientes puede dañar gravemente la salud de los habitantes. A diferencia de las enfermedades infecciosas, el cáncer y otras enfermedades crónicas son irreversibles" aseguró Mazari.

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