Razones de los earthquake, terremotos económicos...
Trabajando durante muchas horas al día existen situaciones que no son extremas pero nos perturban. Fundamentalmente al día siguiente a un estresante terremoto laboral agotador.
Yo no sé vecino si alguna vez no le sucedió el estar apurado y al tomar su vehículo, usted sale raudamente hacia su trabajo, cuando se percata que algo no funciona correctamente.
Usted comienza hacer un repaso del cuadro de situación, sus sentidos están todos en máxima sensibilidad. Nuestro intelecto hace su repaso, chequeo: nafta hay, el motor no se detuvo, los indicadores con sus lucecitas no indican desperfecto alguno. Deducimos que todo está bien. Seguimos adelante hasta que el ruido ya es molesto, nos preocupa, nos detenemos, para peor el día no acompaña, está lloviendo. No quiero hacerlo traumático, aún no hay inundación.
Ya tenemos algo bueno, el agua no arrastrará al vehículo con la correntada. Pero algo pasó.En el momento de salir no nos percatamos, pero la goma estaba baja, la llanta en el momento de nuestra partida, no tocaba el pavimento. Pero nuestro apuro nos jugó una mala pasada, seguimos adelante a pesar de la advertencia del ruido molesto, con su vibración extraña. No, no era la rueda delantera la del problema porque de haberlo sido nos hubiéramos dado cuenta en seguida, porque una goma baja produce una fuerza que nos tira el volante hacia el lado de la goma desinflada. Era una trasera, por tal razón no nos percatamos inmediatamente del problema. Pero allí no termina la dificultad, la rueda de auxilio esta desinflada y lo peor de todo le prestamos el gato a un amigo y nos olvidamos de solicitarle su devolución.
Bueno con un cuadro caótico como el anteriormente descripto en más o en menos es la realidad de muchas cosas que tiene que ver con nuestra vida. Nada se da de golpe, al principio tenemos advertencias que algo funciona mal, vamos tan apurados que nos olvidamos de tomar precauciones, cuando decidimos tomar una solución, se nos acabaron las alternativas porque no hemos sido previsores.
Transportando el escenario molesto anterior, podemos decir en más o en menos que algo parecido a lo anterior nos pasa en todo orden o plano de la vida.
Ahora a nosotros los vecinos nos preocupan otras realidades diarias.
Podemos hablar de nuestra economía hogareña, de nuestro trabajo, el gobierno, la conducción de nuestra comuna, municipio, provincia, vida. Pero concentrándonos en los diversos ítems que constituye el árbol de una organización social-democrática, deducimos que todo nos afecta.
Hablar de política se vuelve reiterativo, todos los vecinos ya saben que nuestro país llámese como se llame, padece el ítem de la corrupción corporativa. Y en definitiva esto nos afecta en nuestra macroeconomía y ésta por carácter transitivo afecta a nuestra microeconomía hogareña.
Un dirigente de muchos años de trayectoria en la política decía si nos dejáramos de robar, afanar, chorrear, currar, su país pagaría su deuda externa en dos años.
En más o en menos le voy a dar un ejemplo: ingresamos a un supermercado vemos las góndolas comenzamos con la maratón de las compras semanales, adquirimos de todo, cuando llegamos a nuestro hogar, nos damos cuenta que muchas de las cosas compradas son para probarlas o porque el vecino lo tiene, porque la propaganda…y luego nos damos cuenta sobre la razón, el fundamento de nuestra economía corrompida.
Lo anterior representa la compresión de nuestras crisis, compramos todo, elegimos lo que nos inculcaron en nuestra imaginación en forma directa o subliminal, pero el efecto es un gasto innecesario, no ahorramos y luego nos falta todo lo obligatorio, los recursos económicos para pagar la formación de nuestros hijos, nuestra salud, para mantener nuestra vida.
¿Cómo recuperarnos de este terremoto económico?. No seamos corruptos, analicemos nuestra conducta consumista y pidamos a nuestros vecinos más antiguos que nos ayuden a recuperar la brújula de nuestra razón existencial.
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