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sábado, 20 de noviembre de 2010

ANTÍDOTOS PARA LAS CRISIS DE NUESTRO DIARIO VIVIR

Hace mucho tiempo Ernest Duchesne descubrió por casualidad un antídoto para un sin número de enfermedades, el cual se lo denominó mas tarde con el nombre de penicilina. Este hecho aconteció en 1897, en Francia, cuando describió las propiedades antibióticas de la especie Penicillium, aunque su trabajo pasó sin mucha atención por la comunidad científica, para luego ser redescubierto por Alexander Fleming (1881-1955) un médico británico, el cual estaba cultivando en su laboratorio una bacteria (Staphylococcus aureus) en un plato de agar, el cual fue contaminado accidentalmente por hongos. Luego advirtió que el medio de cultivo alrededor del moho, estaba libre de bacterias, sorprendido comenzó a investigar el porqué. Él había trabajado previamente en las propiedades antibacterianas de la lisozima, y por ello pudo hacer una interpretación correcta de lo que vio: que el hongo (Penicillium notatum) estaba secretando algo que inhibía el crecimiento de la bacteria al cual lo llamó penicilina por causa del hongo.
Con esta pequeña introducción lo quiero transportar a ciertas circunstancias de la vida que lo pueden motivar a recuperar su vida o la razón de su existencia.
Existen muchos situaciones en la vida que parecieran ser perjudiciales para nosotros, hasta que descubrimos que los mismas, más tarde van hacer la razón de nuestro éxito. Fleming no buscaba al hongo, sino que el mismo se introdujo en su vida, pero ese aparente fracaso le hizo descubrir la razón, del porque más tarde fuera reconocido con el título nobiliario de Sir Alexander Fleming, otorgado por la corona británica.
En este sentido también les puedo decir que en más de una vez, los antibióticos me salvaron la vida.
También he aprendido que si me tomo todo el frasco de un antibiótico de una sola vez, no va a producir el efecto o resultado deseado. El antibiótico generalmente se tomo cada 8 horas pero además se administra en función del peso corporal del individuo. O sea que allí mismo en este pequeño párrafo tenemos una riqueza inconmensurable de motivación para nuestra vida.
Las lecciones de la vida no se dan en un santiamén, muy por el contrario, se nos administran según la edad, en un tiempo determinado y cada una de las mismas nos va fortaleciendo, vamos adquiriendo, a medida que los años transcurren, los anticuerpos que se acoplan a los antibióticos para destruir al enemigo de nuestra vida.
Creo firmemente que si se nos dieran todas las dificultades, en un momento de nuestra vida, nos terminarían destruyendo espiritualmente o psicológicamente.
Aún recuerdo la versión moderna de La Guerra de los Mundos, donde la tierra era invadida por seres de otro planeta, los cuales parecían imbatibles y por tal razón destruían a todo ser humano que se interpusiera en su incursión. Lo que estos seres desconocían de nuestro planeta, era la presencia de las bacterias que durante decenas de años nos habían fortalecido y preparado para sobrevivir. Estos insignificantes como diminutos seres, fueron la razón de su muerte o agonía final.
Algo muy parecido aconteció en América con los pueblos originarios, el hombre blanco sí estaba preparado para sobrevivir, pero los indios no tenían sus anticuerpos preparados para las enfermedades traídas del viejo continente.
Por tal razón creo sólidamente que todo lo que nos pasa en la vida tiene su razón de ser. Pero está en nosotros, descubrir que tipo de antibiótico espiritual debemos tomar ante algún hecho negativo que pueda sacudir nuestra vida.
Por lo tanto hoy decido tomar el antibiótico y digo: Todo lo puedo por medio de Dios que me da las fuerzas, para ser un vencedor en cada adversidad de la vida. No estamos solos, Él nos acompaña.
Mustapic Federico Antonio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen comienzo