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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Una hogar adecuado para todos los sectores de la población.

Hay un dicho que dice que el pez muere por la boca. Pero en la actualidad yo diría que muere por la contaminación ambiental o el ambiente enrarecido. Como ejemplo basta que a un pez lo saquemos de su entorno para ver su agonía lenta pero sistemática por no estar sus branquias preparadas para tomar, respirar el oxigeno en las condiciones extrañas a su hábitat natural. Otros han evolucionado como los anabantidos los cuales poseen el laberinto, órgano respiratorio accesorio consistente en un retículo de laminillas altamente vascularizadas que se halla bajo el opérculo. Gracias a esta estructura anatómica, los anabantidos pueden respirar oxígeno atmosférico y vivir en aguas estancadas prácticamente anóxicas, sin oxigeno. El pez asoma a la superficie, traga aire y lo mantiene como una burbuja en la cavidad branquial. Una vez agotado el oxígeno de la burbuja, la misma es liberada a través del opérculo para liberar el dióxido de carbono contenido en ella.
En líneas generales todos tenemos un límite para nuestra existencia o conservación de las especie que esta dada por la facilidad de adaptarnos al medio que nos rodea.
Así también nosotros tenemos límites en todo lo que hacemos, los hay para una nación, los hay de velocidad, para la vida sana, para advertir, límites por aquí y por allá.
No se si ustedes se han percatado pero la naturaleza de alguna forma también nos ha puesto sus límites, claro no son los límites de la primera oración. Los primeros son los que nos impone nuestros acuerdos, conducta, o alguna que otra observación por causa del medio ambiente, topografía de nuestro entorno o cualquier otro individuo, cosa que interactúa con y entre nosotros.
Existen muchas cosas sobre las cuales podemos opinar, pero es hermoso ver como de las cosas simples uno extrae valores profundos que nos pueden marcar de por vida.
Sin ir muy lejos, casualmente hoy, transitando con un vehículo por una de las tantas rutas que tiene nuestro mundo hispanoparlantes, me encontré con un peligro que no siempre es visible. Normalmente no nos percatamos de ciertos límites porque manejamos con una visión amplia, aunque concentrada en un punto imaginario, no visible, pero real al momento de manejar. Es que nuestro cerebro incorpora automáticamente el tamaño de la calzada, del vehículo y más cuando hace años que lo vivimos manejando, ¿verdad?. Nuestro sistema de referencias que segundo a segundo procesa nuestro microprocesador natural es tal y tan rápido en la toma de decisiones, que más de un científico, creador de tecnologías de punta para microprocesadores, quisiera siquiera emular lo fantástico del Dual Cuore de infinitos GHz de ambos hemisferios cerebrales. Cada centímetro de una ruta es recorrido por nuestros ojos y estos están alerta ante cualquier perdida de orientación, es por ello que a los astronautas los instruyen permanentemente para tomar puntos de referencia en función de estrellas, posición con respecto al sol, ciertas estrellas, nuestra luna y obviamente nuestra tierra. Pero no nos vayamos al espacio, quedémonos en la tierra y en nuestra ruta.
¿Alguna vez no le sucedió que transitando por alguna ruta bien demarcada, se siente como perdido cuando ésta no lo está?
Pues bien, exactamente es lo que permanentemente veo en mi bitácora de vuelo diría el comandante Spock de la nave Enterprise de la saga y serie tan conocida de “Viaje a las Estrellas”. Con un pequeño detalle, no salto al hiperespacio con una velocidad Warp 1, 2 o la que sea…
Es que en nuestro continente, el vecino ha perdido todo tipo de orientación, no sabemos donde estamos y adonde vamos. Las rutas no están bien demarcadas, faltan carteles nomencladores, indicadores de todo, en todas partes. Al respecto, existen leyes que fueron creadas para respetarlas, utilizarlas como parte de nuestro GPS, piloto automático, cerebro, pero nada de eso es lo que vemos, percibimos.
Existen límites pero nosotros como sociedad o no los pintamos sobre las rutas, o nuestra moral no los respeta. Después no nos quejemos cuando algo nos pasa.
Como ejemplo entonces vale la pregunta: ¿Cómo es posible que de acuerdo a las leyes de tránsito las rutas deberían estar demarcadas y nuestros servidores no hacen nada al respecto?.
En realidad son ellos los primeros transgresores en una sociedad político-hipócrita cuando juran sobre las constituciones de cualquier país, pero al momento de participar de actos corruptos no les importa la transgresión a los límites impuestos, o que su inconducta traiga aparejado un accidente, o algo peor. Como ejemplo comarcas de pueblos originarios que por el afán de las tierras donde los mismos viven, los matan con contaminantes o los diezman poco a poco de hambre, porque en algún lado algo hicieron que afectó su medio ambiente. A través de bombas gigantescas permiten la absorción de las aguas subterráneas para garantizar el tratamiento, extracción del oro en explotaciones mineras, para luego verter los desechos del proceso en el mismo cause, contaminando así el sustento de la vida que se encuentra en el agua de las comunidades de los pueblos originarios u otros vecinos de ciudades populosas.
A estos jinetes del Apocalipsis no les importa los derechos de nosotros, solo le importan sus negocios, no se preocupan de nada, pues conocen, saben, que para buscar justicia fundada en los derechos de los niños, debemos acudir a estrados internacionales. El proceso hasta llegar a dicha instancia, según la justicia de cada país tienen demoras hasta de 10 años. Como consecuencia de esta dilación en el tiempo, toda una nación, pueblo será raída/o de la faz de la tierra y nadie estará vivo para presentarse oportunamente ante los estrados internacionales.
Sí, existen límites, pero lamentablemente la primera que los transgrede, es la justicia humana la cual condena solo a los ladrones de gallinas, pero se complace en darle la libertad de acción a los políticos corruptos, o poderes económicos corrompedores con un mensaje que hiere a todo mortal al decirle haz lo que me conviene, además de lo que yo invento. Ese este espíritu facultativo, discriminativo generan un detonador que mina la salud moral de toda una nación.
Si no tenemos garantías constitucionales mínimas que sean respetadas por nuestros jueces, ¿para que nos sirve tener los derechos constitucionales para nuestros niños, como ser el siguiente:
“Los Estados partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional, especialmente económica y técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados”. El artículo 31 de la Carta de la O.E.A. establece: “Los Estados miembros, a fin de acelerar su desarrollo económico y social de conformidad con sus propias modalidades y procedimientos, en el marco de los principios democráticos y de las instituciones del Sistema Interamericano, convienen en dedicar sus máximos esfuerzo al logro de las siguientes metas básicas: (...); k) Vivienda adecuada para todos los sectores de la población."

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