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domingo, 16 de noviembre de 2008

LA NIÑEZ DE NUESTRA HUMANIDAD, GRACIAS A LAS CRISIS MUNDIALES, GENERADAS POR LA CLASE BURSÁTIL Y POLÍTICA.


Cuando uno observa fotos de antaño se pregunta:¿Hemos avanzado en algo o retrocedido como país?
En EEUU...Cinco semanas después de que empezase el curso, a finales de 1910, solo una niña fue a clase en la pequeña escuela de Ft. Morgan, Colorado.Había sitio para diecinueve más, los lugares estaban vacíos porque sus compañeros trabajaban
Lo mismo ocurrió en otras muchas escuelas de EEUU.
Uno de esos niños, Harold Walter no podía ir a la escuela, porque tenía cinco años, y estaba trabajando en los campos de algodón de Comanche, Oklahoma (1916)
Otro niño, Slavin Nocito, también de cinco años, en 1910 recogía arándanos con otros niños en New Jersey
Edith, recogía algodón cerca de Denison, Texas (1916)
Con la llegada de la revolución industrial a Norteamérica, en el siglo XIX, el trabajo infantil se generalizó y fue comúnmente aceptado.

Una Ley de 1813, aprobada en Connecticut, alentó a los empleadores a proporcionar a los jóvenes trabajadores clases de lectura, escritura y aritmética. No tuvo mucho éxito…
En 1836, Massachusetts aprobó la primera ley de trabajo infantil:
Exigía que los niños menores de 15 años pasaran por lo menos tres meses al año por la escuela.
Otros estados les siguieron, pero la mayoría de ellos sin leyes eficaces.
Los niños norteamericanos seguían trabajando, y no sólo en los campos.
También lo hicieron en fábricas de conservas; enlatando, cortando o limpiando pescado como en una fábrica de Maine en 1911, o en las minas (1908)
También lo hicieron en otras fábricas, como en esta de cristales de Indianápolis (1908)
Y en fábricas textiles, como hizo Nannie Coleson, de catorce años en 1914, que trabajó en la Crescent Hosiery Company en Scotland Neck, Carolina del Norte
En el año 1900, los datos del censo federal norteamericano revelaron un hecho inquietante: por lo menos 2 millones de niños seguían trabajando en los campos, minas, fábricas y en las calles de las ciudades.

Estos datos despertaron la conciencia de ciudadanos y asociaciones, que desarrollaron importantes campañas para la protección de los niños.
Por fin, en el año 1938, el Congreso de EEUU aprobó la Fair Labor Standards Act, que prohibió el trabajo infantil en todo el país.
Afortunadamente, un siglo después, episodios como este han pasado a ser Historia para EEUU y los países desarrollados.
Afortunadamente, un siglo después, episodios como este han pasado a ser Historia para EEUU y los países desarrollados.
Pero no así para los países en vías desarrollo: según UNICEF, se calcula que hoy en día el trabajo infantil afecta a 250 millones de niños de entre 2 y 17 años en todo el mundo subdesarrollado, donde siguen igual, e incluso peor, que en las fotografías de hace 100 años que PODEMOS OBSERVAR
Al final, NO HEMOS AVANZADO TANTO. El tiempo parece haberse detenido para estos países.
La causa de esta situación está clara y es la misma que hace más de un siglo: la pobreza obliga a los menores a trabajar para comer e incluso mantener a sus familias. Una de sus principales consecuencias también está clara: no tienen acceso a la educación.

Excelente informe de UNICEF (PDF)

¿Cómo estamos en Argentina?
En el 2005 se publicaba:
ARGENTINA AUMENTÓ UN 600% EL TRABAJO INFANTIL
En 1998 los niños que trabajaban eran 250.000, según una investigación conjunta del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de Argentina publicada hace varios meses por el diario "La Nación".




Sólo en la ciudad de Buenos Aires hay unos 3.500 menores que viven en la calle, de los cuales el 49 por ciento se dedica a mendigar, una de las modalidades que adopta el trabajo infantil urbano.
Los límites y el alcance del trabajo infantil en este país son difíciles de definir debido a que, según estadísticas oficiales, el 63,4 por ciento de los chicos vive en hogares pobres, apunta el informe.
La delegación local de UNICEF, consideró que para revertir esta situación no alcanza con programas que actúen de manera aislada, sino que es necesaria la articulación de políticas públicas.
No existe en nuestro país una política que tienda a la erradicación del trabajo infantil.
Estamos encaminados, pero todavía falta mucho por hacer para que la articulación de las políticas privadas, públicas y de organismos internacionales se traduzcan en una disminución concreta del empleo de menores", en su momento explicó un conocedor sobre la realidad del trabajo infantil.
Según la especialista, si bien se hicieron varios estudios en los que UNICEF colaboró con el Gobierno argentino, "ahora falta el diseño de una estrategia que contemple la tarea conjunta de las áreas de Salud, Educación, Desarrollo Social y Trabajo, además de sumar a las organizaciones no gubernamentales".
La investigación determinó que la pobreza y el desempleo, que según las últimas cifras oficiales afectan respectivamente al 40,2 y al 12,1 por ciento de la población argentina, son las principales razones del auge del trabajo infantil.
En la capital del país, el 40 por ciento de los chicos no estudia y un porcentaje similar lo hace en forma esporádica, según otro informe del Consejo de Niñas, Niños y Adolescentes de la ciudad de Buenos Aires.
"Dejan la escuela de a poco. Faltan un día, otro y otro más, hasta que finalmente no van más" dijo en su momento el coordinador del Programa para la Erradicación del Trabajo Infantil del Consejo.





La presidenta de ese organismo, hace meses explicó a su vez que el trabajo infantil no es delito en sí mismo, salvo que haya explotación o reducción a la servidumbre, pero sí se considera que quien lo realiza es una víctima a la que el Estado debe asistir.

¿Cambió algo en el 2008?
El estudio más reciente sobre este problema, realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Ministerio de Trabajo, muestra que 193.000 niños menores de 14 años realizan actividades de distinto tipo tan sólo en la provincia de Buenos Aires -la más poblada- y en el norte del país.




Los cálculos a nivel nacional arrojan cifras mucho mayores, aunque los expertos dicen que deben ser confirmadas con nuevos sondeos.
Estimaciones recientes del organismo de las Naciones Unidas para la infancia, Unicef, y la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de Argentina, afirman que un millón y medio de niños y adolescentes realizan tareas con o sin remuneración en todo el país.
En 1998 los menores que trabajaban totalizaban 250.000, según Unicef, lo que implicaría un crecimiento del 600% en la última década, superior al de cualquier otro país latinoamericano.




El trabajo infantil "tiene una magnitud importante en Argentina".
"Está muy vinculado a las situaciones de pobreza, y la crisis de 2001 incidió mucho en su crecimiento".

Campos y basurales
En Argentina la mayoría de los niños trabajan en la agricultura, en las zonas rurales, y en basurales, en las grandes ciudades.
Los menores se independizan muy pronto, y se casan y tienen hijos a corta edad. De modo que probablemente repitan la temprana exigencia de trabajo con sus propios niños .
"La mayor parte de los menores se desempeñan en el campo. Su participación en las cosechas es muy alta, aunque por temporadas. Asimismo, se ha incrementado marcadamente el número de niños que se ganan la vida como 'cartoneros', es decir, recolectando y reciclando residuos".
En algunos casos, el trabajo infantil está vinculado con delitos como la trata de personas o la pornografía.
Se calcula que los niños trabajan al menos diez horas semanales. Y, según el estudio de la OIT y el Ministerio de Trabajo, una parte de ellos realizan tareas de noche (el 16% en el noroeste del país y el 11% en la provincia de Buenos Aires).
La consecuencia inmediata del empleo infantil es que una proporción importante de menores abandonan el sistema educativo y los que permanecen en él tienen un bajo rendimiento escolar.
"Es común que dejen de ir a clases al final de la primaria, porque los padres creen que ya poseen suficientes herramientas para trabajar. Esto lleva a que no tengan una adecuada calificación y sólo consigan empleos de baja calidad".
El trabajo infantil también limita el acceso al juego y al esparcimiento, y perjudica la salud.
"No hay que pasar por alto los efectos sociales". "Los menores se independizan muy pronto, y se casan y tienen hijos a corta edad. De modo que probablemente repitan la temprana exigencia de trabajo con sus propios niños".


En América Latina


¿La Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, del gobierno argentino, lanzó el año pasado un plan nacional para luchar contra el empleo de menores. ?



El problema de los niños trabajadores es una historia que se repite en América Latina.
Los pilares de su estrategia son perfeccionar los sistemas de información para conocer mejor la situación de los niños en todo el país y actuar en consecuencia, y fortalecer las 20 comisiones provinciales que se encargan del tema.
Sin embargo, dentro de América Latina, Argentina está lejos de países como Brasil y México, que han conseguido grandes avances en la disminución del trabajo infantil.
La OIT destaca que en Brasil, la nación con el mayor índice de empleo de menores, el programa "Bolsa Escola" mostró ser un método exitoso, al dar ayuda monetaria a las familias para que sus hijos dejen de trabajar y regresen a la escuela.
Por su parte, Ecuador ha exhibido logros en cuanto a la reducción de las labores de los niños en basurales y Paraguay ha incorporado el tema del trabajo infantil en los contenidos educativos.




Experiencias en la región Latinoamericana podría ayudar a la Argentina para que en el futuro se pueda revertir este mal. A la vez, nuestro país tiene un nivel altísimo de movilización y compromiso empresarial, que es algo inusual en el resto de América Latina y podría ser compartido con otras naciones.

Escollos
Con todo, los especialistas coinciden en que es necesario sortear varios obstáculos para combatir eficazmente el trabajo infantil en Argentina.
¿Figura en la agenda pública EL TRABAJO INFANTIL?. Lo peligroso es que termine naturalizándose.
Si las personas se acostumbran a que su lado haya niños trabajando, será más difícil solucionar el problema.



Para el experto de la OIT, otro de los obstáculos es la deficiencia en el control del empleo infantil: a pesar de que el gobierno trabaja conjuntamente con los empresarios para lograr avances, en Argentina hay solamente 800 inspectores laborales para verificar el cumplimiento de la ley en todo el territorio.





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