CARTA DE UN VERDADERO AMIGO A OTRO AMIGO
Feliz día Amigos...
Nunca supe porqué los que se decían amigos me abandonaron, tampoco lógicamente comprendía porque a los que animaba me escupían.
Fui
yo quien en innumerable cantidad de veces dí la cara por ellos,
pagando lo que no pagaban, asistiéndolos hasta cuando, yo no tenía que
dar, multiplicando lo poco que me daban.
No tenía vacaciones para que ellos, los que se decían amigos, tuviesen a sus hijos bien.
Me fui separando de la amistad de ellos…¿me amaban como amigo?
De
repente porque ya no tenía que dar, me vi en una completa soledad,
pues, siempre estuve rodeado de amigos, comprendí que no eran amigos
míos, eran amigos de mis posesiones, amigos del oro, la plata, …la
comida, la salud,…
No
te molestes por esta carta, que mi intención es hacerte saber que aún
te guardo en mi corazón como mi amigo, dejé de guardarte rencor, solo
quiero guardar el recuerdo del primer día que te conocí, cuando nada
tenías y todo necesitabas.
Y yo sin conocerte te ofrecí mi
amistad, para cobijarte, protegerte y atender a tu hogar. Porque
pensaba: ¿Qué me gustaría que mi amigo haga conmigo, en mi necesidad?.
Me desprendí de mi reino, para que llegues a ser un príncipe.
Después de pensar tanto de nuestra amistad solo te pido que me entiendas,
porque la amistad es un dar y recibir de ambas partes, es desprenderse
para que mi amigo sea feliz. Y mi amigo pregunte: ¿Y vos tenés?, ¿Tu
hogar no lo necesita?, …¿Qué necesitas de mi?
Días antes de volver
a la casa de mi padre ... empecé a perder a los amigos, lo recuerdo
bien, fue aquel día en que todos lucían sus mejores atuendos, en cambio
yo, no tenía nada para dar, hasta de mis ropas me despojaron, casi
llegue tarde con mis sandalias deshechas con las marcas del desgaste
por caminar a mi trabajo, por los caminos del desierto hostil en donde
nací.
Mis amigos me juzgaron injustamente…
Mis
remiendos contrastaban con la ropa pulcra y reluciente de mis nuevos
compañeros circunstanciales, la única túnica ya mostraba el paso del
tiempo tirano, que poco a poco deshizo el sueño dorado de tener amigos.
Y
ahora ante las razones insensibles de los que me rodeaban sentí tu
vergüenza por mi pobre conducta, según vos absurda, por no haber sido un
poco más egoísta…
No me atrevía alzar mis ojos porque había sido humillado, tarde me dí cuenta que se burlaron de mi noble corazón.
Pero Amigo sabe una cosa: “NADIE TIENE MAYOR AMOR QUE AQUEL QUE DA LA VIDA POR SUS AMIGOS”
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