NUESTRO ÉXITO ES DIRECTAMENTE PROPORCIONAL A NUESTRA PERSEVERANCIA
En todo momento nos aparecen noticias de las más diversas fuentes, las cuales suceden en los más diversos sitios de nuestra tierra o porque no decir del universo.
Es mucho pedir, la razón se centra en que todo responde a un plan para distraer a la conciencia humana, para no volver a la fuente y razón de nuestra existencia sobre la tierra.
Es un bombardeo de películas de ciencia ficción, robo, magia, perversión, ilegalidad, muerte, asesinatos, drogas, corrupción…
Pero la realidad nos demuestra que este tipo de obras no incrementa nuestra capacidad para superarnos, muy por el contrario nos hace depender de la suerte o que un ser del más allá actúe a favor de nosotros, ¡Obviamente! No es un ángel de luz, es un ser cuyo perfil pertenece al inframundo de la degradación universal, la cual se manifestó como consecuencia de romper las leyes del equilibrio de la creación.
No voy a debatir ni discutir sobre la Teoría de las Ondas, el Big Bang, los Fractales, pero me gustaría ver la ventaja o beneficio de conocer sobre estos nuevos descubrimientos.
Por el momento se descubrió la nanotecnología, y la aplicación de un nuevo concepto de los cuantos y la física cuántica que actúa y afecta los resultados de nuestros sueños, pensamientos o deseos de ver materializada nuestra necesidad.
Lo cierto es que se pierde demasiado tiempo investigando, lo físico o la probabilidad que un acontecimiento suceda a causa de nuestra ambición.
El camino de la fe y el éxito están íntimamente ligados, para ser unos exitosos emprendedores, pero el tiempo para que se transforme en una realidad palpable nuestra teoría no depende solo de nosotros, existe un factor de corrección y es la voluntad divina.
¡O sea! si anhelamos un milagro en nuestra vida es imperioso estar en una perfecta frecuencia de resonancia con la voluntad divina, para poder conocer el camino a recorrer, el tiempo que nos demandará la cristalización de nuestro proyecto, la inversión que necesitaremos hacer, pero aún más importante que todo lo anterior es preguntarnos: ¿Cuan dispuestos estamos para sacrificarnos en pos del objetivo, para transformarlo en algo palpable y visible?
Al compartir estas pocas líneas recuerdo la historia del padre de la cohetería en el país de Norteamérica, concretamente me refiero a Robert H. Goddard el cual fue ridiculizado por la prensa de aquel entonces, por creer que en el futuro los cohetes podrían volar hasta la Luna.
A pesar de las burlas él perseveró con sus experimentos, apoyado por el Instituto Smithsoniano y respaldado por Charles Lindbergh. Ampliamente reconocido como un experimentador talentoso y un genio de la ingeniería, sus cohetes estaban muchos años adelantados a su tiempo. Le corresponden a él más de 200 patentes de tecnología, la mayoría hasta después de su muerte en 1945. Una de sus invenciones ha sido un cohete de combustible líquido, el cual fue construido basado en los principios desarrollados por el padre de la cohetería norteamericana, y que finalmente llevó a tres seres humanos hasta la Luna en 1969.
Esta pequeña historia nos demuestra que la razón de nuestro éxito es directamente proporcional a nuestra perseverancia.
Mustapic Federico Antonio
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