¿Que podemos hacer ante la corrupción?
Nuestros servidores públicos por razones estratégicas, de seguridad deberían motivar, incentivar, solo construcciones de edificios altos, en ciertos puntos, lejos de lugares densamente poblados o al menos distanciados unos de los otros, sobre suelos firmes.
Pero el latinoamericano elitista, importa modelos, fundamentados en culturas diferentes a las nuestras, le apasionan las Torres Petronas, de Kuala Lumpur, por el imperio financiero que representan o por el símbolo u ostentación de poder que las vincula con la opulenta sociedad de un gobierno que a los pobres los tiene relegados.
Para construir semejantes torres tuvieron que salvar muchos escollos.
Pero en la Argentina el escollo se salva por la coima, el arreglo con los poderes políticos de turnos o lo peor: “no ubicarse en una proyección futurista fundamentada en las consecuencias que estas estructuras crearán impactando la vida, clima, medio ambiente, por ende a la salud de los futuras generaciones”.
Ignoran la ley de medio ambiente 25675, los derechos de los niños 26061, plasmados los anteriores derechos en el Pacto de José de Costa Rica.
Lo más impactante: “ignoran o ningunean por argucias jurídicas, los tratados internacionales a los cuales se adhieren las Naciones Latinoamericanas”, por lo tanto vecinos deben concurrir a estrados internacionales como la C.I.D.H. (Comisión Internacional de los Derechos Humanos) para encontrar soluciones a las injusticias vividas en sus países, donde se produjo la vulneración a sus derechos.
En algunos casos ciertos estrados judiciales con relaciones políticas, generan jurisprudencias viciadas hasta el hartazgo de bases corrompidas por estrategias tendenciosas, jurídicamente corporativistas.
De ser respetuosos de las normas internacionales, no pueden dejar, abandonar, barrios sin servicios básicos como sucede no solo en ambas ciudades mencionadas sino cada ciudad que es parte del mundo latinoamericano. Hay dinero para los corruptos, pero este desaparece para dar agua potable, cloacas, luz, educación, salud, justicia…
¿Qué nos queda?, ¿Qué podemos hacer?, ¿Cómo recuperar el espacio legal perdido por los vecinos? o ¿como solucionarlo?.
Fácil no quedarse dormido y denunciar toda vez que es roto el código de edificación, la Carta Orgánica de nuestra ciudad, o se es vulnerado algún tratado internacional. Porque en definitiva uno de los artículos más sensibles, pertenecientes a los derechos de los niños, taxativamente versa: Los derechos y las garantías de los sujetos de esta ley son de orden público, irrenunciables, interdependientes, indivisibles e intransigibles.
Por lo tanto no podemos renunciar a nuestros derechos.
Por el otro lado si usted no se impone y marca sus límites, otro vivaracho vulnerará sus derechos, construyendo un edificio con una viciada autorización emanada de un cuerpo el cual debería conocer sus límites para irse en contra de un tratado internacional, constitucional, que intima a garantizar la seguridad y protección de la vida. Seguramente ciertas actitudes, conductas irrespetuosas intentan destruirlo, psicológicamente, físicamente o socialmente. Al ver este estado de cosas no se rinda, pida ayuda a DIOS, para que lo guíe para tomar medidas ejemplificadoras. Busque algún profesional sensible, no comprado, vendido a intereses inmorales. Reclámele que busque sentar jurisprudencia, en términos legales, fundamentado en leyes cajoneadas u ocultadas a los comunes mortales, antes que sea tarde.
Proclame sus derechos a viva voz, somos más los vecinos solidarios, unidos, que las políticas egoístas de un par de miserables e inmorales. Recapacítelo.
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