Secretarios vendedores de naciones, por treinta monedas de plata...

En medio de un infinito universo que nos sustenta existen seres que pululan por el vasto e infinito océano de posibilidades, pero muy pocos han comprendido la profundidad del concepto que significa amar al prójimo sin contaminarlo, sin dañarlo. Muchos se han erguido como jueces, porque ocupan un alto cargo en la escala de valores humanos, porque tuvieron una oportunidad, pero estos seres de un espíritu mediocre, están lejos en la escala de valores divinos. ¿Quién te crees tú para juzgar o considerar que lo que tu elijes es lo correcto?. Es la pregunta que todos nos formulamos. La tierra es un punto infinitesimal en un universo cuasi-infinito, pero muchos creen que aún donde vivimos es el centro del universo, y si alguien osa decir que no es así, seguramente como en la época de la inquisición aparecerá alguien para acusarnos de hereje. No podemos contentar a todo el mundo diciendo, yo no vi, no escuche y no puedo decir, porque perderíamos nuestra personalidad de proclamar una injusticia. En lo más profundo de nuestro ser interior, aunque nos queramos escapara con toda suerte de mentiras o engaños nuestra conciencia nos alcanzará y nos dirá: “Es tiempo de enmendar tu injusticia”. En el fondo, nos engañaríamos nosotros mismos, aunque sabemos que somos responsables de todo acto retorcido. No puedes ser otra persona que la que eres, eres único e irreproducible, puede que te clonen alguna vez, pero tu espíritu será diferente como tu alma. Ya no será tu esencia, ya no serás tú. Es por esta razón que busque por innumerables libros, documentos históricos para conocer el del porque muchos por ignorancia o a sabiendas no alcanzamos nuestra satisfacción personal y conversando con muchos vecinos, me dí cuenta que todo responde a un modelo errático de preconceptos, prejuicios adquiridos por los usos y costumbres de una sociedad enferma por un virus letal llamado: “mal ejemplo, mal desempeño, mala praxis…” ¡Ahora!, ¿para que sirve enumerar los 10 mandamientos?, ¿o no cumplirlos? ¿para que con razón, algunos nos golpeamos el pecho asintiendo nuestra error?. Profundicé y me dí cuenta casi todo es producto de un desgobierno, de la injusticia que todos los poderes en los últimos años reproducen hasta el hartazgo. Por tal razón la economía es imprevisible, aunque coloquemos, dinero, hagamos planes económicos, tengamos excelentes administraciones, nada cambiará porque el problema está en las raíces, en la corrupción de la raza humana, está enquistada entre nosotros. Para sacar un quiste debemos extirparlo de raíz, solo así no volverá aparecer. Entonces me recuerdo que un secretario de transporte vinculado a cierta casta del poder alcanzó sumas inconmensurables de dinero, innumerables propiedades, nada podía justificar con su sueldo de funcionario allegado al poder de turno. Luego de este claro ejemplo de corrupción corporativizada comprendí la razón del vuelver a cometer los mismos errores de olvido. No le des una nueva oportunidad a los Judas de la Política.