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martes, 4 de junio de 2013

SOMOS MÁS QUE UN SER QUE PULULA POR EL UNIVERSO

Llegamos a una edad en la cual no nos es fácil vivir sin nuestras comodidades y una de ellas es el transportarnos con nuestro vehículo, por esta preciosa y bendita tierra llena de matices, vivencias algunas veces irrepetibles.
De la misma forma sucede con nuestro cuerpo tan necesario para llevarnos, al trabajo, descanso o porque no, a introducirnos en una atmósfera de relax en una ambiente de paz y armonía.
Ambos párrafos hablan lo dependiente que somos del vehículo o medio para trasladarnos pero para lograrlo uno de los condicionamientos es el estado del mismo, todo debe funcionar, la presión de los neumáticos, el nivel del aceite, el liquido refrigerante, los pistones, el estado de las gomas, la pintura, carrocería, vidrios, todo es necesario para lograr nuestro objetivo, el viaje o traslado.
Y hablando de los cuidados de un auto lo mismo vale para nuestras vidas, algunas veces no nos damos cuenta pero nuestro cuerpo necesita mimos, atenciones como lo es la manutención del coche, pero existe uno de esos cuidados que en nuestro análisis no es común a cualquier cosa material y es el cuidado del alma, espíritu, ese lugar donde residen las emociones, nuestros secretos, las claves para estar más preparados aguerridos para enfrentar un futuro con mayor optimismo.

Para acomodar el planteo de la idea, la cual quiero compartir, voy a dar un pequeño ejemplo. No hace mucho tiempo fui a una casa dedicada a la reparación de caños de escape, al momento de hacer una inspección ocular con el profesional para tomar la decisión más acertada a los efectos de reparar o cambiar la parte defectuosa del auto que llevé para solucionar los ruidos molestos que producían los gases de combustión en su explosión y evacuación, nos introdujimos a una fosa y mientras bajábamos observé como un líquido se derramaba del circuito refrigerante del motor. Lo asombroso fue que sucedió en ese momento, justo a tiempo, ni un minuto antes ni después. De no haber sucedido en ese instante seguramente hoy estaría reparando un motor fundido.
Así es en la vida muchas veces tenemos advertencias, como ruidos molestos en nuestra conciencia y no le damos importancia hasta que ya es tarde. Debemos prestar atención a todo nuestro ser, en una forma integral, evitar desatender cualquier señal de defecto o problema en nuestro cuerpo. Tomemos esos cinco minutos gloriosos para ponernos en sintonía con nuestro ser interior, para poder enfrentar nuestro entorno algunas veces hostil, sabiendo que todo es parte del service para mantener en óptimas condiciones a nuestro noble transportador.
Posdata: todo obra para nuestro bien y perfeccionamiento. Somos más que un ser que pulula sobre la faz de la tierra, somos los artífices de nuestro destino y los forjadores de nuestro futuro. Tenemos la capacidad de transformar una vil y sucia arcilla en una vasija de la cual beban los reyes del universo, nosotros.
Mustapic Federico Antonio

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