Del casi suicido a Primer Ministro...Presidente

Hoy despertamos, un nuevo día se nos presenta, no sabemos que nos deparará el tiempo presente, muchas son las dificultades que debemos enfrentar, la crisis nos rodea, un fuego abrazador apenas nos dejó con aliento, estábamos juntos, muchos meses, años sin un milímetro de lluvia sobre nosotros, pero aquí estamos latentes esperando el disparador para volver a empezar una nueva oportunidad.
A duras penas logramos salvarnos de una muerte segura por inanición y complot del poder político de turno.
Pareciera que el primer párrafo habla, comenta, describe la realidad de muchos de nosotros los vecinos, pero no, no es así, es una circunstancia muy especial, es la salida de un pueblo que durante decenas de años estuvo subyugado al poder mezquino de un conjunto de normas, reglas las cuales se creían correctas.
Les enumero alguna de ellas, trabajar de sol a sol a duras penas para sobrevivir, trabajar en obras para perpetuar en monumentos la vida de aquellos que los gobernaban, muy poco era lo que se hacía o se gastaba para obras de infraestructura. Debían humillarse, exaltar, adular, alabar a sus verdugos, torturadores, …
El principio de muchas de estas familias fue nefasto venían de una hambruna imposible de imaginar. Se preguntaban día a día como podrían salir de esta.
No todos conocían la historia de cómo llegaron a dicha situación. Por cuanto habían muerto varias generaciones y se transmitía un mensaje muy fantástico sobre la historia de un adolescente, un joven de alrededor de 16 años, que había sido abandonado por sus hermanos, sus superiores, sus funcionarios. La razón de los hechos, uno solo, era el bocón, chusmeaba todo a sus superiores, no participaba de las fiestas, orgías o vagancia de sus parientes. Lo peor de todo era un chico idealista, alguien que deliraba a lo grande, le contaba a todo el mundo de su futuro como si lo viviera. Se imaginaba en sus ponencias como el primero, el importante. Es más a sus progenitores les decía: “ustedes van estar debajo de mí”.
Sus palabras eran muy duras, dolorosas, herían a los interlocutores, no eran lindas de escuchar, menos de imaginar. En resumen y la aclaración de sus charlas: “un joven era más importante que el gobernador de esas tierras, según su perorata”.
Uno lee los párrafos superiores y es como si se tratara de un cuento, una historia de las tantas de los superhéroes y villanos.
Pero no, todo lo arriba relatado es la historia de un joven ninguneado por sus parientes, funcionarios, hermanos, es la biografía del fantasía de todo joven.
Este joven fue dejado a su suerte, por sus hermanos a una potencia extranjera.
En una subasta fue adquirido como cautivo, sus nuevos dueños veían en él una persona confiada por lo cual dado su carácter aplomado, administró los bienes de su patrón, pero en una situación confusa, más luego fue acusado por un crimen que no cometió, por tal razón fue encarcelado. Y desde la cárcel, como una suerte de Mandela, después de rendir exámenes rigurosos, fue exonerado de cargo y culpa para llegar a ser el primer ministro de una nación, donde el presidente lo encumbró.
Luego de la demostración de su capacidad e inteligencia, le preguntaba todo, absolutamente todo antes de hacer algo.
Desde el abandono de sus parientes hasta este hecho habían transcurrido más de 12 años.
En una oportunidad vino una sequía tal a los pagos de su parentela que su familia lo fue a ver sin saber su origen o conocer algo de este hermano desterrado.
Por medio de un hecho perspicaz logra atraer para sí a todos aquellos que los ningunearon en los días de su mocedad.
El final es algo tan maravilloso donde el se da a conocer a su padre, como el hijo perdido al cual él ya había dado por muerto, luego de este acto procedió a ayudar y a socorrer a sus otrora verdugos.
La historia concluye que jamás en la historia de dichas naciones unidas por un primer ministro, experimentaron tal prosperidad como bienestar.
Él pudo haberse abandonado, suicidado o vengado y aniquilado a sus ofensores con el poder que obtuvo, pero optó por un camino diferente, la excelencia, el amar, perdonar a pesar del daño infringido sobre su ser.
Esto pasó aunque usted no lo crea.
Federico Antonio Mustapic.