¿Porque estamos como estamos los argentinos?
Juan Bautista Alberdi a fines de 1843 regresó a América y se radicó en Valparaíso, donde adquirió la finca Las Delicias y ejerció la abogacía con notable éxito, además de revalidar su doctorado en jurisprudencia. Logró un gran prestigio local y se puso en contacto con Domingo Faustino Sarmiento, cabeza de la emigración argentina en Chile. Escribió numerosos artículos costumbristas en los periódicos chilenos con el seudónimo de Figarillo
¿Ud. conoce a Juan Bautista Alberdi, el Figarillo, como periodista? No hace mucho, un par de decenas de años atrás escribió estas reflexiones:
La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las provincias argentinas. Es preciso marcarla de infamia: ella engendra la miseria y el atraso mental de las cuales surgen los tiranos y la guerra civil que serían imposibles en medio del progreso y la mejora del pueblo.
El origen de la riqueza son el trabajo y el capital, ¿qué duda cabe de que la ociosidad es el manantial de la miseria?
Los argentinos hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente. Se nos alentó a consumir sin producir.
Sobre todo se muere de pereza, es decir de abundancia. Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia, de quienes se desparraman por el resto del territorio después de haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación.
Los medios de protección que la Constitución nos proporciona, son la Libertad y los privilegios y recompensas conciliables con la libertad.
Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de educación y por eso tenemos pauperismo mental.
En realidad nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas
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