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viernes, 3 de junio de 2011

ES TIEMPO DE ANALIZAR NUESTRAS COSTUMBRES

Mucho se ha escrito sobre catástrofes mundiales y algunas de ellas han sido poco documentadas. Pero muchas de las mismas, son como consecuencia a ese dicho que existe en la jerga mundial: “El único ser, por así decirlo que comete el mismo error dos veces, es el ser humano”. Por tal razón comparto una pequeña investigación que tiene que ver con nuestra historia, no pretendo emular ningún tipo de canal televisivo de formato y contenido documental. Pero luego de exponer algunas cosas cabe una reflexión final.
En los últimos 10.000 años más de 1400 volcanes se han exteriorizado o activado en el mundo. Algunos de ellos entraron en erupción, en forma violenta, sin previo aviso como lo fue el caso del Monte Santa Elena de U.S.A. y otros muy frecuentemente como los de Hawaii, Etna y Stromboli, mientras otros permanecen en reposo durante decenas de años, la historia nos demostró que es un error pensar que algunos de los mismos están extinguidos. Muchas erupciones fueron catastróficas, la razón fue, que se los creyó inactivos y porque había pasado mucho tiempo desde su última explosión, como por ejemplo, el del Pinatubo en Filipinas que entró en actividad en 1991. Millones de personas viven en la proximidad de volcanes peligrosos.
Erupción del Pinatubo
La erupción del Monte Pinatubo en 1991 en Filipinas ha sido la segunda erupción mayor del siglo. Una gran cantidad de magma fluyó del volcán durante 9 horas del día 15 de junio y se formó una caldera de más de 2,5 km. Las columnas de materiales lanzados por el volcán alcanzaron los 35 km de altitud, formando una gigantesca nube en forma de sombrilla que inyectó en la atmósfera grandes cantidades de óxidos de azufre.
Las partículas de compuestos de azufre introducidas por este volcán en la estratosfera produjeron la mayor perturbación atmosférica conocida desde la explosión del Krakatoa en 1883. La nube de polvo de cenizas, se extendió rápidamente, en unas tres semanas, por toda la Tierra y seguía presente después de más de un año.. Esta nube produjo un descenso en la cantidad de radiación que llegaba a la superficie terrestre, lo que supuso un enfriamiento de 0,5 a 0,6 ºC en grandes zonas de la Tierra durante los años 1992 y 1993.
Erupciones volcánicas
Una erupción volcánica de intensidad media o alta libera una energía similar a la de un terremoto de magnitud 6,5 a 8,5 de la escala de Richter. La explosión del volcán es más peligrosa cuanto más bruscamente se libera la energía, lo que depende de la viscosidad del magma y de la cantidad de gases que libere. Hay distintos tipos de erupciones:
a) Erupciones explosivas.- Si el magma es viscoso y muy rico en sustancias volátiles, cuando va ascendiendo a la superficie los gases que estaban disueltos en profundidad debido a las elevadas presiones, pasan a formar burbujas dentro de la masa de magma y en un determinado momento explotan, lanzando a la atmósfera, a gran velocidad, masas de lava incandescente y fragmentos de roca de la chimenea del volcán. La violencia de las explosiones de un volcán aumenta cuando el magma se pone en contacto con masas de agua (lagos, neveros, acuíferos, etc.) a las que vaporiza violentamente.
La nube ardiente acompañada de fragmentos incandescentes y sólidos que se forma en una erupción explosiva se desplaza a unos 100 km/h con una gran capacidad destructiva. La que se formó en la explosión del Mont Pelé en La Martinica, el año 1902, alcanzó los 150 km/h y produjo 30 000 muertes. La columna eruptiva puede alcanzar 40 o 50 km de altura.
b) Erupciones efusivas.- Si el magma es fluido y con pocos gases fluye en forma de colada de lava líquida causando muchos menos daños. La velocidad de la colada no suele ser muy alta, aunque en la erupción del Niragongo (Zaire) en 1977 alcanzó una velocidad media de 30 Km/h causando 72 víctimas en un pueblo situado a 10 km del volcán. Los daños materiales pueden ser altos porque las coladas llegan a extenderse hasta decenas e incluso centenares de km desde la boca del volcán destruyendo campos de cultivo y asentamientos humanos.
Vigilancia y previsión de las erupciones
Para proteger a las personas de los daños que puede originar un volcán, dos son las tareas principales a hacer:
1. Mantener un sistema de vigilancia del volcán que permita prever cuando una erupción está próxima a suceder.
2. Elaborar un buen plan de evacuación de la población.
Cuando el volcán pasa de una situación de reposo a otra de erupción tiene que recorrer una serie de fases que se pueden vigilar. El magma debe ascender a la superficie y en esa subida, empuja las rocas hacia arriba, levantando el suelo, se forman grietas por las que salen humos y vapores y aumentan las sacudidas sísmicas y el calor en la superficie. Los sistemas de vigilancia se fijan en estos síntomas para detectar cuando hay que dar la alarma. Pero es difícil hacer estas previsiones y no hay todavía capacidad científica de anticipar con seguridad las erupciones volcánicas. Erupciones como la del Monte St. Helens, en EEUU, el 19 de Mayo de 1980, han sucedido sin que se hayan podido predecir.
La situación se hace más difícil en los casos en los que hay que evacuar grandes poblaciones. Se calcula, por ejemplo, que una erupción del Vesubio pondría en peligro de muerte a 600 000 personas y que para evacuar ordenadamente a toda esa población se necesitarían tres semanas.
Luego de darle toda esta serie de datos querido vecino. ¿Me puede explicar porque el ser humano repite reiterativamente el mismo error, el dormir a los pies del enemigo?.
La razón estriba en nuestra comodidad, conformismo, o porque todo el mundo lo hace, o es moda.
Debemos buscar otro lugar, aunque un poco más difícil, incómodo pero que por lo menos, nos dé cierta garantía de convivencia, para sobrevivir en un mundo agitado, ¿verdad?
Mustapic Federico Antonio

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