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lunes, 21 de mayo de 2012

TENDEMOS A LA PERFECCIÓN. AUNQUE POR UN POCO DE TIEMPO FALLEMOS

En la vida, la dependencia es un mal generalizado, del cual quisiéramos liberarnos.
Existen momentos en los cuales es imposible lograrlo por cuanto somos dependientes.
Todos dependemos del aire que respiramos, del cariño, atención de nuestra madre, al menos durante los primeros años de nuestra vida. En otras ocasiones de los concejos, cuidados, disciplina de nuestro padre.
En pocas palabras nuestra vida ha sido un curso de sobrevivencia para llegar a la madurez con la ayuda y dependencia de nuestro entorno.
Y hoy quisiera remitirme a la dependencia inevitable de nuestro entorno, medio ambiente, personas, trabajo, atmósfera, etc....
Algunos de los elementos que constituyen nuestro hábitat en el cual nos desenvolvemos suelen ser controlables, pero cuando hablamos de personas el mismo se vuelve ingobernable por cuanto cada individuo, que constituye una parte de nuestra biosfera tiene un sin número de parámetros que los hacen diferente a todos los demás. Tienen personalidad, un cuerpo diferente, un carácter, humor, un sistema hormonal que aún más dificulta nuestra relación como seres sociables.
Pero quisiera concentrarme, enfocarme en la conciencia del individuo y su responsabilidad para con sus semejantes. Quizás sean estos el par de elementos más difíciles de controlar del ser humano.
La conciencia depende de un conjunto de paradigmas los cuales han tallado no solo la personalidad, en realidad han nutrido a las fibras intimas de la persona, generando complejas estructuras neuronales las cuales ante los más diversos desafíos dispararán un conjunto de ordenes a nuestro cerebro para que responda ante los estímulos recibidos desde el exterior. Las respuestas que nos dictamina esa porción de la especie humana, será tan diferentes que nos sorprenderá, hasta saldrá en algunas ocasiones de los manuales o libros de los investigadores.
El otro ingrediente: la responsabilidad, depende incuestionablemente de la conciencia pero también de algo mucho más profundo que está cerca del espíritu, el cual nos conecta con Aquel que todo lo ve, siente y conoce antes que acontezca, personalmente lo llamo: "El Señor de mi vida".
Cuanto más nos volvemos a la luz del espíritu, nuestra conciencia es más sensible y por ende nuestra responsabilidad. Buscamos la verdad, queremos ser veraces en nuestro diario vivir y esta conducta se trasunta hacia la responsabilidad.
En una infinidad de circunstancias nos preguntamos del porque hemos actuado de una u otra forma y la respuesta no la hallamos por cuanto hay información de nuestro pasado que hemos perdido o no recordamos y generalmente esos detalles son claves para comprender las reacciones de nuestra conducta.
Ser responsable y conciente es la clave para desarrollar nuestra vida en una forma sana y distendida.
No nos equivoquemos, ser responsable no significa ser perfectos, es tan solo hacer lo que nos corresponde y bien.
Si tan solo nos diéramos cuenta que cada acto de nuestra vida genera una efecto que trasciende de una forma infinita.
Creo que y personalmente lo digo, de entender, comprender lo anteriormente comentado al menos trataríamos de comportarnos de una forma tal, que no habría lugar para el remordimiento, por cuanto la conciencia nos guiaría a tomar sabias y responsables decisiones.
Pero la sabiduría es otro tema mucho más profundo que afecta a nuestra responsabilidad. Por ahora y al menos seamos concientes y responsables en nuestra vida.
Mustapic Federico Antonio.

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