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domingo, 30 de enero de 2011

AUNQUE TODO TE CUESTE NO TE PREOCUPES, ESTAS ELEGIDO PARA SER EL MEJOR EN LO QUE TE PROPONGAS.

De esto hace mucho tiempo, casi 47 años pasaron, de una de las experiencias más dolorosas que como niño experimente.
Yo no se si a alguien del ciberespacio vecinal, alguna vez le paso, lo que ha renglón seguido les comparto:
En aquel entonces yo era un niño, de tan solo 8 años.
Por decisión de mis padres, fui internado en una escuela como pupilo. Por si no conocen el régimen, se los explico: “es estar toda la semana hospedado, internado en medio de un ámbito desconocido”, te lo repito como niño, no como un grande.
Recuerdo que la primera noche en el pupilaje fue la más dolorosa para mi conciencia, aún hoy día cuando lo recuerdo, alguna lágrima escurre por mis mejillas. Me quede solo rodeado de un ambiente desconocido, desprotegido, solo. Ya no tenía a mis padres que me defendieran de cualquier injusticia o peligro. Recuerdo que oraba al ángel de la guarda, para que me protegiere y no sé cuantas otras cosas más hacía, para no sentirme solo y sollozar por mi estado de soledad, abandono. En ese momento valoraba cuan importante era la presencia de mi madre, mi padre, que solo trabajaba y de vez en cuando lo veía, cuando venía a visitarnos.
No he sido creado como una máquina que nada siente, muy por el contrario, tengo una sensibilidad extrema.
En una oportunidad recuerdo que mi madre me había prometido recogerme a las 18 horas por el alojamiento, todos mis compañeros eran retirados por sus familiares y yo esperaba a mi madre, eran las 19 y nada, ya me preocupaba por ella, porque no venía, pensé que le había pasado algo, ya eran las 20 pero ni una señal de su presencia. Recién a las 21,30 llegó mi mamá, pensé que nunca más me iba a venir buscar, esa experiencia me afectó hondamente.
Siempre me pregunté: ¿Por qué la ayuda llega tan tarde?, ¿Cuál es el propósito de tanta espera?...
Sinceramente no lo se, si por mi experiencia en la infancia en el hospicio, pero algo en mis sentimientos me afectó intensamente, potenciando mi sensibilidad. Todo lo sufro como si a mí me pasara. No hay accidente donde no me conmueva o entristezca.
Ahora me traslado al tiempo presente y observo lo que cada vecino padece injustamente. Realmente creo que la historia se vuelve a repetir en mayor o menor intensidad a la de mi infancia. Veo un abandono donde la sociedad toda padece por la soledad y el abandono a la buena de Dios, cuando aquellos, los que nos gobiernan tienen el poder de hacer las cosas bien, pero desertan de sus obligaciones, el tiempo pasa y nos decimos: “ya pasará”, “ya vendrán en nuestro socorro”. Pero la soledad y la insensibilidad es la única respuesta a nuestro ser.
Escuchamos discursos grandilocuentes, ponencia de una saturación literaria de espacio, tiempo, vivencias y sensaciones, pero todo en su conjunto es un “logos”, “una palabra muerta”, efímera, que nada produce más allá de una emoción, dirían los escritores griegos.
Pero aquellos que hemos sido probados por el fuego, la presión de las circunstancias como adversidades, como un diamante salimos más fuertes, más armados, puros. Ésta es la razón por la cual cuando nosotros hablamos, predicamos, no hablamos por boca de ganso, hablamos por la voz de la experiencia. Es más que un dicho como para contentarnos al decir: “Siempre que llovió paró”, “No hay mal que dure cien años” y tantas cosas absurdas más.
Estamos hablando que cuando nosotros tomamos el “Logos de Dios” y lo proclamamos, lo decimos, lo vivimos, en un momento determinado, esa palabra muerta se transforma en dinamita, la cual vuela por los aires, destruye nuestra imposibilidad. Es el “RHEMA DE DIOS”, por cuanto lo pregonamos, dirigimos a aquellos que necesitaban esa palabra de aliento, pero como si fuera poco, tiene el plus de hacer que los panes, peces se multipliquen, que las aguas se abran, que los muertos resuciten, los enfermos se sanen y si hace falta hasta el agua se vuelve sólida bajo nuestros pies, y así poder entregar las buenas nuevas, para aquellos que han perdido la fe y puedan así, recuperarla con la esencia, presencia misma del poder creativo, el cual, con nada, creo los cielos y la tierra por haber tan solo dicho : “ SEA LA LUZ” .
Entonces la soledad será transformada en compañía y el amor de Dios te rodeará para que recibas el bien que buscabas.
Mustapic Federico Antonio.

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